OSCAR 2014 (01): PLACER Y REALIDAD
Por Roger Koza
Como todos los años, llega febrero y hablamos del Oscar, la fiesta del espectáculo asociado al cine que se celebra en Los Angeles. ¿Repetirá Scorsese? ¿La esquemática lucha contra la esclavitud en clave sádica de 12 años de esclavitud se llevará todos los premios? ¿Un filme noble como Nebraska tendrá alguna chance? ¿Qué pasará con Ella, la película más contemporánea de todas las elegidas? ¿Ganará Gravedad?
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Si hay un rubro que suele garantizar más cine que espectáculo es la categoría Mejor Película Extranjera. Que esté nominado un filme como The Missing Image, del gran Rithy Panh, es una buena noticia. El director camboyano quedará en la historia del cine por una de las películas fundamentales del siglo XX sobre uno de los horrores que lo caracterizó: el genocidio camboyano. Su S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos, altamente superior a este filme que ahora podría ganar un Oscar, tiene una relevancia equivalente a la de Noche y niebla de Resnais y Shoah de Claude Lanzmann. Son películas que retienen el delirio del siglo pasado y lo exponen en todas sus dimensiones.
The Missing Image es un filme tan personal como histórico y político. A los 50 años, Panh retoma su propia experiencia. “A la mitad de la vida, la niñez regresa”. El realizador tenía 13 años cuando los seguidores de Pol Pot tomaron el poder e impusieron un presunto sistema comunista. La familia de Panh, como tantas otras, fue llevada a un campo de concentración. De eso no hay imágenes, y el director elige representar lo que no tiene imagen a través de un conjunto de dioramas construidos con hombres y mujeres de arcilla con los que reconstruye sus memorias infantiles y preadolescentes. La poética elegida remite a la imaginación de un niño, lo que no impide que una voz en off contextualice sus recuerdos mientras el relato incorpora algunas imágenes de archivo tomadas por los propios jemeres rojos.
El filme de Panh es el más poderoso de todos, y su perspectiva política, no del todo precisa (a diferencia de lo que sucede con S-21 y con su libro La eliminación) ya que habilita la tesis de que todo proyecto progresista radical conlleva un plan de exterminio, puede despertar simpatías en los miembros más conservadores de la academia.
El dolor de lo real está silenciado en La gran belleza, la otra gran candidata extranjera. Si hay algo ostensible en el nuevo filme de Paolo Sorrentino es el gran placer que pruducen sus dos horas veinte. En el filme Roma luce bellísima y el placer como tal articula el relato de principio a fin. Al comienzo, un turista japonés se desmaya frente a la hermosura de la ciudad y sus monumentos.
Pero La gran belleza no es un filme postal como A Roma con amor de Woody Allen. Las características coreografías visuales de Sorrentino, siempre imponiendo una velocidad vertiginosa a las imágenes, si bien atraviesan el espacio público romano, pletórico de figuras hermosas, están relacionadas con la secreta clarividencia de su personaje, que ha entrado en una edad en la que el tiempo vuela y se siente visceralmente como irreversible. El protagonista rutilante de La gran belleza es Jep Gambardella, un escritor (interpretado magistralmente por Toni Servillo) que hace 40 años escribió una novela clave y desde entonces se ha entregado a los placeres efímeros del pudiente, dedicándose cínicamente al periodismo.
Así descripto parece menor, pero La gran belleza es un filme ambicioso con ciertas connotaciones metafísicas que no deja de retratar la fatuidad de la cultura italiana de las últimas décadas. Es la gran candidata.
The Broken Circle Breakdown, Omar y La cacería tienen menos posibilidades de obtener algún reconocimiento. El primero, dirigido por Van Groenigen, es un filme belga en el que un matrimonio feliz conoce la desdicha cuando se enferma su hija de 6 años. Es la película más simpática de todas, formalmente menos exigente y universalmente conmovedora.
Omar y La cacería son películas incómodas y en cierto sentido antipáticas. El filme de Hany Abu-Assad está en consonancia con un tema común en la gran competencia (El lobo de Wall Street y Escándalo americano). Un joven palestino que pelea por la liberación de su pueblo es atrapado por la policía israelí y termina delatando a sus compañeros. La película es menos “reconfortante” y ambigua que Paradise Now, pero transmite muy bien el horror y la violencia cotidiana que implica ser palestino en el Estado de Israel. Demasiado política para los votantes. La cacería, ya estrenada en nuestro país, tiene como protagonista a un profesor solitario acusado de abuso de menores. Un potencial pedófilo, aun cuando eventualmente sea inocente, no suele ser un modelo preferencial a la hora de elegir un ganador.
Gane quien gane, Thierry Frémaux, el director artístico del festival de Cannes, debe sentir una satisfacción particular: excepto el filme de Van Groeningen, el resto de las nominadas se estrenaron en Cannes. O Cannes está cada vez más cerca del cine espectáculo o en Hollywood existe una brecha para que no todo sea un festín donde las estrellas se felicitan mutuamente.
Roger Koza / Copyleft 2014
«O Cannes está cada vez más cerca del cine espectáculo o en Hollywood existe una brecha para que no todo sea un festín donde las estrellas se felicitan mutuamente.», agrego una Tercera opcion, la categoria Mejor Pelicula Extranjera podria pasar a llamarse Mejor Pelicula No Pochoclera
Vi la Caza, Broken Circle y La Grande Belleza, entre esas, la tercera es ganadora indiscutible por la estetica y lo poco usual de la historia. Broke Circle la vi anoche, y me gusto mucho como se animan a encarar temas variados, me parecio una Blue Valentine con mejor musica y peores dolores.
como el secreto de sus ojos por ejemplo
Está buena la nota, Roger, pero no concuerdo con lo que decís sobre La gran belleza. Más que el placer que generan sus dos horas veinte, lo que me parece ostensible es su esteticismo. ¿No te parece, por otra parte, que ese nihilismo tan asentado que demuestra Gambardella es una manera solapada de justificar el consumismo más llano?
Si escribiste algo más sobre la película, me gustaría leerlo. Aprovecho para mandarte un abrazo y para agradecerte por el laburo que hacés en el blog. Se aprende un montón.
Hola Roger: Vi La cacería con el gran Mads Mikkelsen. Esa cacería atroz que remite en primer lugar al cerco que le van tendiendo a la presa: ese maestro afectivo, atento, cuidadoso con sus alumnos, pero que fundamentalmente nos lleva a la caza real de animales y el rito de ingreso a la adultez por parte de los varones. Lo que expone el film más que el núcleo de la cacería de un hombre acusado injustamente y toda la perversidad de lo litigioso que prácticamente acalla la voz del demandado, es la ferocidad que nos atraviesa. Algunos planos generales que también son subjetivas en la mira de las escopetas a punto de matar ciervos ‘apuntan’ no a una práctica de supervivencia sino precisamente a la crueldad y sañas de esos rituales –hundidos en la noche de los tiempos– por medio de los cuales se supone un hombre empieza su tránsito hacia la etapa adulta. Somos seres despiadados. Sin lugar a dudas una película incómoda para ganar un Oscar.
Gracias, Roger, por esta nota.
Abrazos,
edf
Està pero que muy bueno Roger esto que dices al final de: «O Cannes està càda vez màs cerca del cine espectàculo o en Hollywood existe una brecha para que no todo sea un festìn donde las estrellas se felicitan mutuamente». Y esas siete estatuillas para Alfonso Quaròn es còmo que le dan la razòn a esto ùltimo. Por ahì se me ocurre pensar que de lejos Quaròn (o cualquier otro Director), agradece y valora mucho màs esas siete estatuillas, que el obtener el premio primero que es: el «festìn para Hollywood».
Desde que en el 2007 vi en el Bafici L’uomo in Piu, tuve y tengo el deseo de hacerme amigo de Toni Servillo y si vivieran Vinicius y Sinatra, ir a tomar whisky con los tres toda una noche y si es en la Roma de Sorrentino, mejor.
A mi me pareció merecido el premio y si la de Allen era una película postal, la de Sorrentino es una película-viaje (no un tour adocenado) increíble. Y que un film, hoy en día sugiera el comentario: «esto es increíble» sólo puede deberse a dos razones: o por lo mala o por lo buena.