OSCAR FUCK YOURSELF: UNA ESTATUILLA PARA LOS PATRIOTAS
Por Roger Koza
Tras el Premio Nobel de la Paz 2009 a Barak Obama, gran intérprete de una fantasía liberal propia de un guionista de California, varias películas de las nominadas al Oscar 2013, los títulos con más chances, sintetizan oblicuamente un clima ya pretérito de campaña. En Lincoln, de Steven Spielberg, parte de la discusión pasa por el alcance de la abolición de la esclavitud (entre otros dilemas: si los negros pueden votar hoy, tarde o temprano podrán votar por un presidente negro); en Django sin cadenas, de Quentin Tarantino, las alusiones al clima de época son menos directas, aunque no es difícil imaginar a quién votaría el esclavo interpretado por Jamie Foxx; en La noche más oscura, de Kathryn Bigelow, un funcionario de alto rango, antes de tomar una decisión capital (una misión para asesinar a Bin Laden), caracteriza al Premio Nobel: “El presidente es un tipo pensativo y muy analítico. Necesita pruebas”. Hollywood siempre ha sido una práctica política por otros medios y el entretenimiento nunca ha estado deslindado de lo político. ¿Acaso Argo, de Ben Affleck, la gran candidata de esta edición, no es la quintaesencia del espectáculo como política y la política como espectáculo?
La novedad de este año reside en que una agencia de gobierno controversial como la CIA es, indirectamente, la estrella secreta de la noche. Un breve ejercicio imaginario: pensemos dos filmes argentinos, amados por el público y legitimados por los especialistas, en los que se celebrara a la SIDE como una institución heroica. ¿Resulta inquietante e incómodo? Tal vez si estuviera Darín funcionaría, o Natalia Oreiro, no menos hermosa que Jessica Chastain, que en el filme de Bigelow encarna a Maya, la dulce y fálica investigadora (un poco el alter ego de la propia directora), capaz de descubrir el escondite del hombre más temido y más odiado por el pueblo estadounidense.
Tanto en Argo como en La noche más oscura la CIA es una institución piramidal y pragmática cuya racionalidad es enteramente política, pero que deja intersticios para la creatividad de sus agentes. El gran mito americano del individuo triunfa en un espacio simbólico disociado del genio y de la desobediencia. El descabellado plan de Tony Mendez para rescatar a los seis diplomáticos refugiados en la embajada de Canadá, tras la toma de la embajada estadounidense en Teherán, el 4 de noviembre de 1979, parece una invención inverosímil de un guionista que privilegia descaradamente la fantasía. ¿A quién se le podría ocurrir hacer pasar a los diplomáticos como miembros de un rodaje de un filme clase B que visitan Irán para buscar locaciones? Se dirá que la realidad supera a la ficción, pero lo cierto es que existe una circularidad naturalizada entre ficción y realidad, y en Argo, en tono humorístico y lúdico, se lo puede verificar. Por otra parte, ¿no fue primero en el cine (King Kong y Duro de matar 3) donde se visualizó la demolición de las Torres Gemelas, esa doble erección simbólica de un sistema económico todopoderoso?
En La noche más oscura, después de un aviso casi innecesario sobre el origen del relato, el sonido se impone a la imagen. En una total oscuridad se escuchan distintas grabaciones de aquel fatal 11 de septiembre de 2001. Es un comienzo clave porque desde ese momento las reglas de juego serán otras: la tortura ya no será una interdicción (política), los operativos militares no necesitarán un fundamento preciso (Bigelow y su guionista Mark Boal citan sarcásticamente a Donald Rumsfeld: “No sabemos lo que no sabemos”, un silogismo incompleto precioso cuando él y sus socios especulaban sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein) y se considerará inevitable que en toda misión castrense haya efectos colaterales. El punto de vista de Bigelow, ligeramente ambiguo, es más bien culposo: sí, al terrorista se lo tortura hasta que confiesa, y es un acto moralmente vergonzoso pero políticamente necesario; sí, para matar a Bin Laden se mató a un par de niños de su entorno, pero el fin justifica los medios (y las muertes). La otra ambigüedad del filme pasa por el móvil consciente e inconsciente de Maya: la justicia es equivalente a la venganza, aunque una vez cumplida el sabor de la revancha será amargo e incómodo.
Los patriotas copan todas las expectativas del 24 de febrero, y la CIA será uno de los protagonistas de la noche. Dos películas muy diferentes entre sí le rinden discretamente pleitesía. ¿A quién le dedicará Bigelow el premio si gana por segunda vez? ¿A Michael J. Morell? Si bien la oscuridad de La noche más oscura es ostensible, no será por su tibia ambigüedad que la famosa academia prefiera el filme del simpático carilindo. Más luminosa y divertida, Argo es al cine político lo que fue El artista al cine mudo en la edición anterior: un fabuloso ejercicio de mistificación, una buena política para los plutócratas de Hollywood.
Este texto fue publicado por el diario La voz del interior durante el mes de febrero 2013
Roger Koza / Copyleft 2013
Excelente, como siempre. Una sola pregunta, estimado: ¿en King Kong no era el Empire State? Fuerte abrazo.
Gracias, Federico. En la versión de 1976 King Kong tenía sus pies sobre las desaparecidas Torres Gemelas.
Con respecto a «La Noche Mas Oscura» tengo una vision muy diferente a la tuya. A pesar de que soy un, lo que llaman, «conspiranoico», verdaderamente me encanto la pelicula. No me creo el «cuentito» de Bin Ladem, pero a pesar de eso la pude ver objetivamente y a decir la verdad fue una gran sorpresa. Para mi es una pelicula anti-belica y no hay nada que glorifique la accion de la CIA y Estados Unidos en general en la pelicula. Ya se, tampoco hace «quedar mal» a la CIA (y si uno sabe el procedimiento Hollywoodense de aprovacion de los guiones sabria que es casi imposible hacerlo y salirse con la suya), pero creo que la critica esta, y sutilmente. Durante toda la pelicula vemos lo lejos que llega el pais moralmente para poder dar con BL. Si, al final se vuelve igual que el «monstruo» que estuvo combatiendo, y esta transformacion esta bien caracterizada en el personaje de Maya.
La escena final (para mi), mas que un arrepentimiento es una declaracion sobre la posicion «tambaleante» de Estados Unidos. La pregunta del piloto de «adonde vamos ahora?» y la falta de respuesta de Maya creo que habla bastante de EEUU como nacion y su historia. Desde siempre estados Unidos esta en guerra o en conflicto: si no es Rusia es Cuba, si no es Afganistan es Iraq y asi sigue hasta el dia de hoy y seguramente hasta varios manianas. Sabemos que luego del final de la pelicula a Maya va a tener mas «trabajo» que hacer, y que no va a haber paz despues de todo.
Creo que la pelicula hace la pregunta al espectador estadounidense de «Gente, sabemos que a pesar de que matamos a Bin Ladem, los lios y las guerras y los conflictos van a seguir sucediendo. Esta en nuestro ADN. No les parece que quizas seamos nosotros el problema?». Una pregunta bastante osada para una pelicula Americana, y exactamente lo que el publico Americano necesita preguntarse hoy en dia.
Creo que el problema aca esta en que esta pelicula no esta hecha para nosotros. Esta echa para ellos, y solo ellos pueden tener un entendimiento mejor de lo que estan viendo. Yo trabaje un par de meses en EEUU (justamente en New York), segui un poco el tema en los noticieros locales y hable con gente de alla sobre el tema. Esa una vision muy difirente a la extranjera que todo lo ve mas objetivo y abierto y por eso se necesita una comunicacion diferente a la que se necesitaria con nosotros. Al igual que «The Hurt Locker» que quizo decirle a la gente de alla «Miren, todas esos ‘heroes» que ven en television volviendo y peleando por su pais, capas que no son tan heroes como creen. Hay una cuestion psicologica entre medio», esta es una pelicula bastante exclusiva hacia el publico estadounidense, y para mi es por eso que se pueden llegar a lecturas equivocadas (o quizas yo estoy equivocado, pero bueno queria ofrecer mi opinion sobre el tema).
Pero bueno, al final envez de generar una discussion sobre la moralidad de sus acciones, lo unico que hizo fue generar polemicas sobre «si utilizamos o no utilizamos tortura para conseguir a Bin Ladem» cuando esta claro y hay pruebas de que si se hizo. Nacionalismo por sobre logica. Tipica reaccion del pais en este tipo de situaciones…
Es cierto lo del patriotismo, que esta vez es más flagrante y parece que va a determinar en ese solo sentido lo «premiable». Los exabruptos ideológicos de Tarantino ya no sorprenden (se podría decir que su cine se monta sobre eso), pero si lo de Bigelow, que termina siendo un burdo alegato reaccionario que de ambiguo lo único que tiene es la belleza de su protagonista. El velo de Maya, nunca mejor dicho. Saludos.
¿Cuestiona la película de Bigelow la versión oficial de que Al Qaeda produjo el atentado que tiró las torres? NO
¿Pone en duda «La noche más oscura» que los torturados son terroristas? NO.
¿Pone en duda Bigelow que Osama es muerto por la CIA? NO (Tan sólo se abstiene de mostrar un plano que lo muestre, pero eso no significa que problematice esa versión?
¿Plantea la película el interrogante de cómo se toma la decisión de matarlo y hacer desaparecer el cadáver, en lugar de apresarlo? NO.
De modo que no es exacto decir que la película sea ambigua respecto de la CIA ni de la tortura. La tortura está mostrada como un mecanismo: en general, Bigelow se interesa por mostrar mecanismos bélicos desentendiéndose del sentido político de los mismos. Eso no es ideoógicamente ambiguo. En la película anterior eran las técnicas de desactivación de las bombas en Irak, aunque no se aclaraba que las bombas a desactivar eran las que los mismos EEUU arrojan. El desentendimiento, la consagración de la técnica y la presunta indiferencia acerca del sentido político que sustenta esas técnicas no son ni ambiguos ni neutrales: forman parte del dispositivo que permite a EEUU invadir, torturar, condenar sin garantías jurídicas y ejecutar a todo aquel que se ponga en su camino. Las lágrimas de cocodrilo de Maya al final de la película es un broche de cinismo que corona la naturalización de esta política imperial. Quizá esta directora sea el grado de fascismo que se puede permitir el cine en la era en que gobierna un Premio Nobel de la Paz que mantiene Guantánamo y bombardea a sus enemigos con aviones robots sin tripulación.
Creo que el viejo Rambo era un facho más honesto.
Oscar: ayer la vio mi hija de 17 años. No le dije nada. Tus preguntas fueron muy similares a la de ella. Y lo curioso fue que terminó citando a Rambo. Leí «Fascismo cool», y a pesar de que muchos se molesten, es un texto preciso y lúcido sobre el film, del que se puede estar en desacuerdo pero que no se puede pasar por alto. Veré si puedo escribir más adelante. Quisiera cuestionar La noche oscura desde otra perspectiva, aquella por la cual se la elogia: su eficacia narrativa, su pertinencia y solidez como un film de género o de acción. Saludos. RK
Acuerdo también en ese punto: tiene demasiadas fisuras narrativas como para jactarse de su eficacia. Digamos que se confunde su apología de la eficacia con la eficacia real de la película. Espero que escribas para seguirla pensando. Saludos.
Representar a la central de inteligencia como una agencia meramente defensiva no es una cuestión menor tampoco. Comenzar el film con la pantalla en negro y los gritos de quienes se ven atrapados en la trampa mortal de las torres y que le suceda una escena de tortura, con bastante luz por cierto (por oposición a lo que NO vimos anteriormente), establece una causalidad problemática. Demás está decir que el torturado se «ablanda» cuando los agentes, atentos, considerados y humanos, le dan de comer. Ahí canta. ¿Se cuestiona cómo un país ingresa en la soberanía territorial de otro para darle caza a un sujeto que «concentra» todo el mal del mundo? Tampoco. Muy interesante el despliegue de testosterona (las armas, matar, destruir) mientras que el cerebro pensante (de la misma destrucción) es el de una mujer; feminismo fálico el de Bigelow. Y termina con ese momento «feminizado» cínicamente. Claro, al fin y al cabo, Maya es un ser humano sensible.
edf
Dejo un link con una opinion diferente a la tuya , Roger, pero a mi humilde entender, mucho mas certera:
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2013/02/19/la-pesadilla-de-los-heroes/
Saludos
Volveré a leer el artículo de Q, lo leí a las apuradas. Recién podré escribir sobre Zero Dark Thirty, si es que lo hago, en marzo. En medio de Ficunam me resulta imposible. Pero pronto subo una nota de Prividera, y su nota traerá reacciones de todo tipo.
Dicho sea de paso, me gustó mucho más la nota sobre Spielberg que la escribió sobre Bigelow.
Saludos.
Me imagino la nota de Prividera, super en contra… La nota sobre spielberg de Q esta muy bien, pero si para criticar a un Director tenes que apelar a Ford, es porque el liston esta muy alto… Ademas, rescata varias cosas de Lincoln, segun dijo el en TW, no le pega tanto…
La nota sobre ZD30 es la mejor critica que lei sobre esa pelicula, por un campo…
Y lei muchas criticas…
JPS: sí, Prividera no escribe a favor, pero como siempre tiene algo para decir. Lincoln tiene cosas que me gustan y otras que no. Creo que está muy lejos de El joven Lincoln. Lo más débil del film es su teatralidad didáctica. Tiene dos o tres momentos muy buenos; nada más según mi mirada. Ojalá pueda escribir sobre ZD30 como corresponde.
Te sugiero leer las dos notas de David Walsh. Es menos a favor que las de Prividera.
La nota de Q es muy buena, porque la retórica de Q es muy buena. Pero es discutible, aún más que su crítica de Argo. Una vez más, si me da el tiempo, discutiré sobre su lectura.
Saludos.
RK
Ah, y mucho exito en FICUNAM, aunque no coincidamos en la vision de muchas peliculas, sos un tipo muy laburador, te lo mereces !!!
Saludos
Muchas gracias; lo importante no es coincidir, me parece, sino pensar junto a otros. Saludos. RK
Roger, tengo solo la sensación que Zero Dark T. va a ameritar revisiones posteriores, con algo más de distancia, debido a la carga política e ideológica de sus representaciones. La crítica de Steven Shapiro me ha hecho pensar en esto, respecto a la mirada «procedimental» a las dinámicas gubernamentales y sociales del liberalismo. Esto, intentando…pensar de la mejor forma a Bigelow, una cineasta que no proviene de la nada (en términos estéticos y formales). Por otro, creo que el desafío aquí es pensar una manera que escapar del moralismo, la pancarta y por otro la celebración estética, así sin más, asumiendo políticamente el asunto. saludos, Iván
Querido Iván: estoy de acuerdo contigo. Todavía no he escrito sobre el film de Bigelow, sí lateralmente en este artículo.
El artículo de Prividera me gusta mucho, pero su ataque a Bigelow no lo veo del todo completo; hace falta un poco más y llegar por la forma al tema político. El texto, no hace falta decirlo, es extraordinario.
Yo no soy antiamericanista, ni mucho menos odio a Hollywood como un bloque. Pero no puedo ser políticamente ingenuo.
Es cierto: debemos conjurar el moralismo y el antiamericanismo para pensar con libertad y precisión. Y eso no implica, como se ha dicho una y otra vez en torno a este film, que solamente se lo debe pensar en términos cinematográficos. Tal autonomía es un reclamo de por sí político. Lo que sí debemos pensar es la forma cinematográfica y como ésta articula una mirada de mundo.
Más allá de este señalamiento, creo, sinceramente, que el film de Bigelow tiene huecos narrativos, algunas interpretaciones poco convincentes y una música berreta. Ojalá pueda tener tiempo para escribir con mayor precisión sobre este film.
De todos modos, me interesa otro cine estadounidense: The Master, Moonrise Kingdom, Bernie. Los oscarizados me resultan muy poco interesantes.
Saludos.
RK
Ps: siempre recuerdo el test de Fuller sobre films de guerra: «¿Es una película de reclutamiento?» En eso no tengo dudas: Zero Dark Thirty debe despertar bastante ganas de unirse a las filas del ejército, pues en EE.UU. no todos son liberales capaces de ver las supuestas ambigüedades de la cineasta.
Ps2: pronto subiré un artículo de un crítico cordobés cuya crítica es mimética al film. Otro tema a pensar a fondo.
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