OSOS / BEARS
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
SUSHI PARA LA FAMILIA
Osos / Bears, EE.UU., 2014
Escrita y dirigida por Alastair Fothergill y Keith Scholey
* Tiene un rasgo redimible
Los documentales de Disney sobre la vida animal desnudan toda una ideología filosófica que atraviesa el imaginario cinematográfico que se representan en films para niños y grandes
Para Disney se trata de una especialidad, acaso una tradición que responde a motivaciones que exceden al cine. Desde que Mickey bailó al compás de Stravinski, la pasión por antropormofizar la vida animal ha sido una marca registrada de la empresa. Los animales pueden hablar y ser conscientes del gesto humano por excelencia: componer relatos y sentirse parte de ellos.
La veta documentalista de Disney podría haber adoptado otra vía filosófica y explorar otra poética. El paso de la animación al registro de la vida animal se hace casi sin ningún cambio. En Osos una voz en off explica cada gesto y cada acción de las bestias. Si los osos pardos escucharan el modo como el intérprete describe sus conductas y sus presuntos sentimientos, estos animales hermosos y feroces pensarían que este miembro de la especie humana es un imbécil. La intrusión del orador es sistemática y cuando, milagrosamente, se calla, los acordes melosos de George Fenton suplican por nuestra reacción pavloviana: en esta escena hay que sentir miedo, en esta otra ternura. ¿No se les ocurrió trabajar con el sonido directo de ese ecosistema?
Narrar es el oficio del homo sapiens; aquí se cuenta la historia de una familia de osos pardos como si fuera una introducción para niños acerca del valor universal de la institución familiar. ¿Una lección de formación cívica? Dos osos pardos cachorros, Ambar y Scout, salen de su refugio invernal junto con Sky, su madre. Lo que veremos es el aprendizaje de los cachorros, la lucha por la supervivencia y la búsqueda de alimentos. La vida en la Península de Alaska no es fácil.
El manjar de los osos es el salmón y, como muestra el filme, no es fácil dar con ellos. Osos crece sustancialmente cuando la familia y otros osos cercanos empiezan a atrapar salmones, primero en el mar, después en el río, cuando los peces toman impulso y se disponen a nadar frenéticamente contra la corriente. Ver saltar a los salmones y la habilidad de los osos para cazarlos justifica la película. Los planos desacelerados son magníficos y se lucen más porque el narrador se calla un rato, aunque esta deidad narrativa no se privará de convertir el salmón crudo en sushi.
El deseo de antropomorfizar alcanza su apoteosis cuando se invoca un “santuario oculto” de los osos y se describe a un cuervo como si fuera un guardia-guía de los osos. Pero la vida animal se impone al humanismo berreta de los directores, pues es lo suficientemente inhumana para no ser doblegada enteramente por el capricho narrativo de los hombres. Una pelea de osos, aun cuando se la filme como si fueran luchadores de sumo, desconoce la coreografía, y reluce la distancia inconmensurable entre el mundo silencioso de los animales y la experiencia humana.
*Esta crítica fue publicada en el diario La voz del interior durante el mes de abril 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
Uno de mis placeres infantiles era ver documentales de animales. Eso era antes de que los transformaran en telenovelas, pusieran nombres a los animales y guionaran ‘la historia’ para hacerla encajar en ciertos parámetros narrativos convencionales dignos de un melodrama.
Sí, Ezequiel, es la triste domesticación de un género. Saludos Y muy bueno el blog El zapato de Herzog. RK
Gracias. Saludos.
«Mira Quien Habla!» version documental de osos (?)
Explíquese.