PLAÑIDEROS DE PALABRAS

PLAÑIDEROS DE PALABRAS

por - Ensayos
10 Abr, 2023 03:27 | comentarios
Sobre la representación cinematográfica de un momento ineludible.

Entre los misterios que no concitan el interés de los estudiosos, la compulsión colectiva por despedir a los muertos a través de un comentario en las redes sociales merecería al menos una hipótesis. Dado que ya no rige la exigencia de síntesis y recato propia de aquel viejo espacio de avisos fúnebres de los diarios, la elegía virtual tiende a extenderse, casi siempre en forma de anécdota, y con las necesarias palabras finales en las que se destacan las cualidades humanas del fallecido, giro retórico que compensa el narcisismo de los vivos frente al silencio de los muertos.

Madre e hijo

No importa qué fe se profese; se puede creer en la metempsicosis, en el Juicio Final o en la disolución total de la materia en la nada, la constatación de que alguien es ahora nadie duele bajo cualquier creencia que organice el hecho de observar a un muerto. Ante el cadáver, la creencia resulta insuficiente, porque la acción de morir pertenece al orden de lo impensable; solamente un resucitado sin la protección mística que detenta un dios devenido en carne podría revocar la angustia y contar qué nos espera en el gran fuera de campo de la vida.

En el cine, abundan los muertos, también los espectros del limbo y las fantasías del más allá son variopintas. Basta ver el ingenio de Made in Heaven, en el que el paraíso es una especie de barrio cerrado en el que los no nacidos y los muertos se dedican a cumplir sus vocaciones; o desear que la delicadeza existencialista de Afterlife sea verídica, porque llevarse un recuerdo para la eternidad parece una dádiva piadosa. Pero una cosa es filmar el más allá y otra muy distinta es filmar el instante justo en el que la conciencia se apaga y el cuerpo pierde su temperatura. 

Hay películas notables sobre ese destino que todo ser inteligente sabe que llegará. La especulación científica de Proyecto Brainstorm, el discurso final en Cyrano de Bergerac y la muerte de un caballero detrás de su armazón en Lancelot du Lac son representaciones ejemplares en la materia. Pero ningún film llegó tan lejos como Madre e hijo. La muerte se anuncia a través del aleteo de una mariposa. Cuando la madre, cada vez más pálida, se entrega definitivamente a la nada, Sokurov prodiga un primer plano de la yugular del hijo que se hincha como un escuerzo. Pocas veces se ha filmado algo así, pocas veces se vence la representación fallida por una especie de acontecimiento en la escena. Es un misterio. El plano llora, el plano muere, el cine vive. 

*Publicado por Número Cero en abril de 2023.

Roger Koza / Copyleft 2023