PLANOS A LA OBRA: EL CINE DE RAÚL PERRONE
Basta desplazarse unos pocos kilómetros hacia el sur o el oeste de la ciudad de Buenos Aires para constatar que sus alrededores, jurisdicción ya de la provincia y no de la Capital Federal, poco tienen que ver con la fantasía porteña (y foránea) según la cual Buenos Aires es una sucursal austral de París. El conurbano aglomera poblaciones diversas en distintos distritos en los que se verifica otra Argentina.
El misterio y la obstinación de Raúl Perrone, el mayor cineasta argentino de los últimos 30 años, y el único indiscutiblemente independiente, se abocó a filmar el lugar en que nació. Toda su filmografía se circunscribe a Ituzaingó, una ciudad de la provincia de Buenos Aires, situada a menos de 30 kilómetros de la capital, en la que conviven más de 160.000 habitantes. Alguna vez Perrone filmó en otra provincia, pero siempre se concentró en ese territorio, más allá de que en ocasiones transfiguró los paisajes y los edificios de su ciudad en selvas ignotas, bosques europeos o zonas rurales de Japón. Haber convertido a Ituzaingó en su propia Cinecittà no significa una irrestricta fidelidad a retratar la ciudad que lo cobija. En reiteradas ocasiones, sí, pero no siempre. El cineasta ha dejado hermosos retratos de la vida sencilla de los humildes de Ituzaingó, pero también imaginó samuráis, criaturas salvajes del África y europeos decadentes a metros de su casa. En una película recién estrenada titulada Sinfon14, por ejemplo, descubrió que el gran escritor y cineasta argentino Edgardo Cozarinsky podía ser una reencarnación del Marqués de Sade. La imaginación de Perrone es un enigma. ¿De dónde proviene su genio?
Perrone viene filmando desde fines de la década de 1980. Ni él sabe exactamente cuántas películas ha hecho. ¿Más de sesenta? ¿Setenta? Alguna vez tuvo ayuda económica para la realización de alguna, pero casi siempre ha trabajado en soledad, administrando recursos materiales escasos y maximizando las ocurrencias de su imaginación. La evolución tecnológica de las dos últimas décadas le permitió plasmar lo que concibe despierto y en sueños. Empezó primero filmando en video y pasó luego por todos los formatos intermedios hasta la estandarización de la imagen digital. En la actualidad, Perrone es, junto a Pedro Costa, el cineasta que mejor ha comprendido tanto el poder emancipatorio que anida en el registro digital como también la necesidad concomitante de establecer un diálogo entre una nueva ontología de la imagen y la precedente. En efecto, el único modo de establecer una continuidad entre el grano de un plano analógico y la textura sintética de un plano digital reside en reconocer una historia del encuadre y un estudio laborioso de la trayectoria de la luz natural sobre el espacio elegido como campo visual.
Que Perrone haya sido dibujante profesional por muchos años no es un dato biográfico más. Sus ojos atienden los estímulos del mundo sin prescindir de sus manos. Esa relación táctil la ha recuperado enteramente y transformado en algo distinto, desde que una década atrás se hizo cargo del montaje de sus películas. El montajista Perrone delinea los planos que reúne en el rodaje. En la revisación exhaustiva de lo que ha filmado los planos devienen otra cosa. La paradoja: el método de montaje de Perrone tiene mucho de manualidad. No emplea una moviola, pero al usar máquinas viejas ha inventado una relación extemporánea pero eficiente en su trabajo cuando ensambla materiales filmados en la semana.
ENTRE DOS SIGLOS
Las películas de Perrone nunca son iguales y todas se parecen. ¿Qué tienen en común Canadá, Late un corazón y La mecha con Cínicos, 3scombro5 o Sean eternxs? ¿Qué relación puede establecerse entre Labios de churrasco y P3nd3jo5? En principio, el territorio es el mismo: las calles de Ituizaingó, la plaza central, la estación de tren, los comercios pequeños, los bares y los clubes, siempre intercalados con los planos de las nubes de la ciudad. En segundo lugar, un tenue pero constante concepto de comunidad se repite en todos los relatos. Nunca se trata de un personaje aislado, porque jamás hay héroes solitarios. Y algo más, quizás una obstinación innegociable en sus películas: según pasan los años, cada dos o tres películas Perrone se detiene para filmar la vida de los jóvenes. La biografía de la juventud de las clases bajas tiene en él a su mejor intérprete y retratista.
El tiempo que pasa entre Labios de churrasco a Sean eternxs coincide con el mismo período en el que el cine abandona su materia fotográfica y adopta su ontología digital. Ese cambio está documentado en el cine de Perrone como en pocos otros cineastas. La juventud de Labios pertenece a una época menos apurada y hostil. El desamparo aún no la define, sí la precariedad, y hay aún una felicidad limitada pero posible. Sin embargo, con Las pibas se anuncia y luego se confirma con P3nd3jo5 una época y un estadio anímico distintos en la juventud, coincidiendo con la asunción de una estética auspiciada por el cine digital. Esa azarosa conjunción dio como resultado una reinvención del primer plano de las caras, y también una reconsideración del modo en que se miraba un rostro en el cine silente a la luz de una nueva época de la imagen en movimiento.
Pero con P3nd3jo5 Perrone no solamente prodigó al primer plano una dignidad estética acechada por la compulsión a la selfie; con ese film declaró su emancipación radical. Sin prescindir cada tanto del realismo poético de sus películas de la década de 1990 y de la primera década del siglo en curso, decidió radicalizar su sistema formal. Los fundidos encadenados y las sobreimpresiones, la discontinuidad narrativa o la elipsis hiperbólica se apoderaron de la sintaxis de sus películas. Los relatos, más que sueños dispuestos en secuencias, parecían relatos construidos desde los sueños. ¿No hay algo en el último Perrone que remite a la estética del sueño de Glauber Rocha? Hierba, Corsario y Samuray-S pueden ser vistos como sueños apenas descifrables en los que circulan Monet, Pasolini y Mizoguchi como signos del inconsciente en ebullición de un creador. Luego, viene la instancia del montaje, en la que se respeta la anomalía de las asociaciones característica del sueño añadiendo capas sonoras complejísimas que vuelven a disparar una inestabilidad referencial al relato. El resultado es tan magnifico como desconcertante, tan hermoso como abismal.
Perrone es el gran misterio del cine argentino reciente. ¿Cómo puede ser que el cineasta más popular y experimental de Argentina permanezca ignorado? Es hora de estudiar su obra, preguntarse qué significa para el cine contemporáneo y darle espacio. En Nantes se inicia un camino, en Nantes se imparte un poco de justicia.
*Texto comisionado para el catálogo 2022 de Festival des 3 Continents.
Roger Koza / Copyleft 2022
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Gracias Roger, muy buen comentario sobre el cine de Raúl «el Perro» Perrone.
Creo que la primer película de él que pude ver, fue Labios de Churrasco, una fría noche en los 90 en el teatro de Morón donde se hizo un ciclo.
Imposible olvidar ese ruego laico de Fabián Vena («diosito querido, virgencita de Luján, Ceferino, San Cayetano, sólo te pido tener un buen día»).
O, cómo no recordar al querido Tom Lupo recitándole a una muchacha algo mayor, en el campo municipal La Torcaza de Ituzaingo (sin acento en la O, como pronuncian los locales), en La felicidad (un día de campo).
Me hago la misma pregunta con que cerrás tu nota….
Un abrazo
Héctor
Me acabo de enterar… aprovecho para pasar el «chivo» y , además, jugando de local. Tres películas, tres. del ituzainguense ,
https://www.miituzaingo.gov.ar/es/servicios-y-tramites/agenda-de-actividades/encuentro-de-cine-con-raul-perrone-3943
Roger, qué bueno poder leer este texto: texto necesario, texto escrito con la convicción más profunda («el mayor cineasta argentino de los últimos 30 años, y el único indiscutiblemente independiente») y con el fervor que nos arrastra a la escritura, la perplejidad poética en la que nos dejan las películas de Perrone. Por eso el texto tiene tantas preguntas, algunas no temo de calificarlas de incontestables. No podría ser de otra manera, lo que hay en el cine de Perrone es, y podemos dar gracias por eso, Misterio, un insondable y fascinante Misterio.
Roger, decir mucho sería estropear el necesario pedido de justicia y el incomodo lugar en el que tu texto deja al lector: ¿Hasta cuándo usted, lector, va a seguir siendo cómplice de tamaña injusticia? Agrego entonces, si me permite, y con todo respecto, tres elementos que podrían servir de hipótesis de lectura.
El robo. Elijo el robo para hablar sobre el cine de Perrone, como Silvio Astier roba en una biblioteca escolar. El oro robado por Europa es capturado por Perrone en su forma más abstracta, pero a la vez más productiva. Como dice Benjamin el gran botín de los amos es la cultura, y la operación de Perrone es la de un lector borgiano, su tradición es la del cine, ergo, el universo. Los límites de Ituzaingó no son los límites de su mundo.
La parodia. No la parodia en el sentido más ramplón del término, sino como (y esto que valga como homenaje) lo planteaba Noé Jitrik, a propósito de la literatura Latinoamericana. La parodia es una operación de lectura, un elemento del barroco, herencia española, que, retorciéndose, se vuelve contra sus amos en un gesto de soberanía: «Toda su filmografía se circunscribe a Ituzaingó, (…) más allá de que en ocasiones transfiguró los paisajes y los edificios de su ciudad en selvas ignotas, bosques europeos o zonas rurales de Japón. Haber convertido a Ituzaingó en su propia Cinecittà no significa una irrestricta fidelidad a retratar la ciudad que lo cobija».
Fuera del realismo. Perrone continúa con la gran tradición artística del Río de la Plata, la lejanía y la desconfianza con el realismo. Como los grandes, como Fellini, como Bresson, como Fassbinder, como Favio, como Martel, como Lynch, (la lista es interminable) sabe que el poeta debe crear una contrarealidad para desestabilizar el mundo (el mundo que expulsa a los pibes). Un espectador que haya sido conmovido por el cine de estos grandes maestros, jamás, nunca, vuelve a ver el mundo de la misma manera.
El sábado 12, desde Zárate, viajaremos a Mar del Plata para hacerle aguante al Perro.
No se si va antes la gallina o el huevo, pero es difícil que llegue a la gente cuando es taaaaan complicado acceder a su obra. Yo por ejemplo me interesé no recuerdo ni porque en la peluicula «Cinicos» y he sido incapaz de encontrarla. Una pena, porque la suya parece una obra independiente muy interesante, pero inaccesible.
Hay varias en YouTube, otras Cine Ar Play, también hubo ciclos en otras plataformas. Igual rara vez se estrenan comercialmente. R
Buenas, te respondo por acá Alb, en la plataforma Octubre TV hay 6 películas subidas de Perrone, entre ellas Cínicos, la que estás buscando: https://octubretv.com/videos/retrospectiva-raul-perrone/ , y en Cine.Ar, hay subidas otras 4: https://play.cine.ar/INCAA/produccion/6766 .
Las películas están! solo hay que buscarlas 🙂