La comida sobre la hierba

Escribía el editorial y el cansancio se apoderó de mí. ¿Qué quería decir, decirles? Lo escribí varias veces y no me convenció. Y recordé un viejo texto que traduje unos años atrás. Pertenece a Pedro Costa, el director portugués, un punk heterodoxo y también, paradójicamente, uno de los últimos delicados del cine. Se trata de una conferencia dictada en Japón ante unos estudiantes de cine. Pensé que era perfecta para expresar(me) una idea que me resulta casi propia.

Decía Costa hace unos 6 años: “Creo que hoy, en el cine, cuando hay una puerta abierta, es casi siempre bastante falsa, porque le dice al espectador: “Pasen a la película y estarán bien, tendrán un buen momento”, y finalmente lo que pueden ver en este género de cine no es otra cosa que a ustedes mismos, una proyección de ustedes. No ven un film, sino a ustedes mismos. La ficción en el cine es precisamente eso: cuando se ven a ustedes mismos en la pantalla. No ven otra cosa, no ven la película en la pantalla, no ven una obra, no ven gente haciendo cosas, se ven a ustedes mismos, y todo Hollywood está basado en esa concepción. Es muy extraño que un espectador pueda ver una buena película, él siempre se ve a sí mismo, ve lo que quiere ver. Cuando comienza, rara vez, a ver un film, es precisamente cuando el film no le permite entrar, cuando hay una puerta que le dice: “No entre”. Es entonces cuando puede entrar. El espectador puede ver un film cuando hay algo que se resiste a él. Si puede reconocerlo todo, se proyectará a sí mismo sobre la pantalla, no verá otras cosas. Si él ve una historia de amor, habrá de ver su propia historia de amor. No soy el único que sostiene que es muy difícil ver un film, pero cuando digo “ver” es verdaderamente ver”.

Hasta aquí Costa, y una aclaración, una declaración: soy yo, quien programa, el primero en experimentar la dificultad de ver un film, y quisiera agregar algo sobre esto: cuando puedo ver un film, en el sentido de Costa, experimento una satisfacción infinita. Sé que no es fácil, pero ser testigo de cómo una película reconfigura la sensibilidad propia es una de mis tantas razones para amar el cine, y como cualquier acto de amor no puede restringirse a un acto privado, desvinculado de quienes pasan a mi lado y viven en un mismo espacio social.

Con sumo respeto, entonces, los invitamos, una vez más, a compartir nuestro amor por el cine.

Roger Koza, programador.

 LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

7 de septiembre, a las 20.30hs:

La vida sublime, de Daniel Villamediana, España, 2010

90’/ ATP

Cortometraje: Cabezas parlantes (16’), de Krzysztof Kieslowski, Polonia, 1980

14 de septiembre, a las 20.30hs:

Edificio Master, de Eduardo Coutinho, Brasil, 2002

110’ / ATP

Cortometraje: María Teresa y la enana marrón (12’), de Patricio Guzmán, Francia, 2010

PELÍCULA DEL MES

21 de septiembre, a las 20.30hs:

La comida sobre la hierba, de Jean Renoir, Francia, 1959

90’ / ATP

Cortometraje, a las 20.30hs: Principio (10’), de Artavazd Peleshyan, Rusia, 1967

28 de septiembre, a las 20.30hs: John Ford en foco

¡Qué verde era mi valle!, de John Ford, EE.UU., 1941

118’ / ATP

Cortometraje, a las 20.30hs: Vida (7’), de Artavazd Peleshyan, República de Armenia-Rusia, 1993

DISEÑO: PABLO DUTTO

PUBLICIDADES Y GESTIÓN: VIVIANA OLLÚA

CORRECIÓN: JULIÁN AUBRIT

TODAS LAS PELÍCULAS SE EXHIBEN EN FORMATO DVD AMPLIADO

AGRADECEMOS ESPECIALMENTE A LA MUNICIPALIDAD DE LA CUMBRE, Y EN ESPECIAL AL INTENDENTE DE LA CUMBRE, CARLOS ENGEL. TAMBIÉN QUEREMOS DEJAR CONSTANCIA DE NUESTRA GRATITUD CON EL MATRIMONIO CORVALÁN. Y CON NUESTROS AUSPICIANTES, QUE PERMITEN LA EXISTENCIA DE ESTE PROGRAMA