¿QUÉ HAGO EN ESTE MUNDO TAN VISUAL?
LOS OJOS EN LOS OÍDOS
Dice Robert Bresson en su inigualable Notas sobre el cinematógrafo: “Lo que está destinado al ojo no debe repetir lo que se destina al oído”. Unos aforismos después, afirma: “Si se solicita sólo al ojo, el oído se vuelve impaciente. Si se solicita sólo al oído, se vuelve impaciente el ojo. Utilizar esas impaciencias. Potencia del cinematógrafo que se dirige a dos sentidos de manera regulable”. Estas citas y otras tantas del cineasta francés son ideales para ver y oír y volver a mirar y a escuchar ¿Qué hago en este mundo tan visual? de Manuel Embalse. La razón es evidente: su personaje principal es ciego, pero filma todo el tiempo y es el cameraman principal de su propio retrato. ¿Un no vidente puede filmar?
Embalse se ciñe a seguir la cotidianidad de Zezé Fassmor y el cumplimiento de un anhelo: “ver” las Cataratas del Iguazú. Fassmor perdió la vista a los 25, debido a una determinación genética ligada al sistema de inmunidad del ojo, y si bien intentó todo, ningún tratamiento y tampoco las cirugías pudieron doblegar el destino de su organismo. No se rinde: nunca pueden subestimarse los avances de la ciencia; algún día, en el futuro, quizás pueda volver a recuperar la vista, y es por esa razón, entre otras, que filma sin ver todo lo que está a su alrededor.
Misteriosa transacción de la puesta en escena. Fassmor film lo que escucha; Embalse graba el sonido que su personaje oye e intenta aproximarse en el registro a la intensidad perceptiva del personaje. No siempre el punto de vista de la película es el de Fassmor. Las texturas de las imágenes indican cambio de registro y punto de vista, pero el principio poético se rige por esa inversión de roles. Embalse, además, trabaja más tarde con el enlace de lo visto y oído; es su película, y Fassmor su protagonista. En esa singular conjunción entre ver y escuchar, en la que el cine define su materia, radica la fascinación de la película.
En efecto, observar a Fassmor calibrar a través del oído la distancia que existe entre lo que está por filmar y su propio cuerpo no es otra cosa que constatar una forma de razonar el encuadre de una toma traduciendo el campo visual desde el oído. Lo mismo sucede con la perspicacia de Embalse para imaginar la percepción de su personaje. En ocasiones, líneas y círculos en movimiento propios del diseño computacional imitan el comportamiento de la luz en la retina de Fassmor, según su descripción, y es así como en pertinentes sobreimpresiones con lo captado por el personaje los planos visuales intentan asemejarse a su experiencia orgánica. No es el único recurso estético, como puede advertirse en la notable secuencia que tiene lugar en las cataratas hacia el final, instante en el que el diseño sonoro no es meramente un efecto, sino una conquista estética: Embalse ecualiza el rugido minimalista de las cataratas con las voces de los visitantes en un todo sonoro que expresa la experiencia de mundo de Fassmor, más aún cuando el ordenamiento visual que prodiga cualquier plano cinematográfico se difumina lentamente y la propia imagen deviene ciega.
¿Qué hago en este mundo tan visual? no se circunscribe solamente a cuestiones perceptivas. Fassmor baila, Fassmor habla con su asistente personal SIRI y se ríe de la inteligencia artificial, Fassmor viaja y desea, Fassmor sueña y no claudica. Puede ser que esté un poco solo, pero la voluntad de existir, algo que SIRI jamás podría razonar y mucho menos sentir, lo revela como un combatiente.
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¿Qué hago en este mundo tan visual?, Argentina, 2020.
Escrita y dirigida por Manuel Embalse.
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*Publicada con otros título en La Voz del Interior en el mes de junio 2023.
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