*** Obra maestra ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Koza

Tag (‘Riaru Onigokko’), Sion Sono, Japón, 2015  (***)

Un delirio absoluto, el cual se verifica en la secuencia inicial: un grupo de estudiantes adolescentes va de paseo en el colectivo escolar por una zona pintoresca de bosques y montañas hasta que de la nada un asesino invisible acaba con la vida de todos los presentes en el vehículo a excepción de Mitsuko, una joven sensible que en el momento de la desgracia grupal se agacha a buscar un lápiz con el que escribe su diario. El asesino en cuestión es el viento, y solamente a Sion Sono se le puede ocurrir filmar subjetivas de este fenómeno natural como si se tratara de un tiburón que acecha por los aires. De ahí en más, Mitsuko escapará del asesino hasta no saber si se trataba de un sueño o si ella misma es quien cree ser, ya que Sono postulará explícitamente una teoría filosófica sobre vidas paralelas (e identidades contingentes) que empujará al relato a convertirse en un conjunto de situaciones cambiantes (un casamiento, una carrera de atletismo, una batalla entre profesores y alumnos, entre otros eventos) ilustrativo de la tesis de los mundos posibles.  Lo que está claro en Tag es que cada mundo posible está poblado casi exclusivamente por mujeres, y la ausencia masculina no es para nada azarosa, como se puede constatar en el desenlace. Como se puede entender la violencia dista de ser meramente simbólica, ya que el gore (humorístico) es una lógica de representación constante; en efecto, la violencia es tan hiperbólica que se conjura en su propio exceso, y la creatividad del director resulta tan inagotable como impredecible. Sono es un director imparable, y sigue sin acumular películas malas. Tag es menor, pero está por encima de tantas películas del género y siempre hay algo sorprendente en la puesta en escena.

Roger Koza / Copyleft 2015