RECUERDA

RECUERDA

por - Críticas
16 Sep, 2024 07:44 | Sin comentarios
Un hombre mira por la ventana. Vuelve a la mesa de trabajo. La cámara lo graba observando un dibujo. Es un primer plano, de perfil. “Esta mano es un poco el símbolo de la súplica de un pueblo que es avasallado y aniquilado por su propio ejército…”, sostiene acerca de la ilustración que está mirando. El hombre era el muralista Carlos Terribili. La que lo filmó es Melina Terribili. La película se llama Recuerda y propone un ensayo sobre la memoria, la mirada y la duración de lo que mira y lo que se recuerda.

LA HISTORIA EN EL RETRATO

A poco de comenzar el film, la realizadora fija la cámara y centra el encuadre en su padre. El hombre parece desconcertado respecto a qué se espera de él. Ocurre una especie de confusión: “No tengo bocetos de verdad todavía”, aclara acaso con enfado, se levanta y sale de cuadro. Primer interrogante: ¿dónde y cuándo empieza y termina el documento audiovisual? ¿Qué puente con la verdad establece o resquebraja? ¿Importa quién habla? ¿Cuándo?

A lo largo de Recuerda, se muestran registros familiares tomados por Terribili padre, registros de Terribili muralista y su equipo producidos por Tercer Ojo Producciones, registros de Terribili hija cuando advirtió que el cuerpo de Carlos comenzaba a estancarse y otros de una década atrás que había conservado. Parte de la historia que se cuenta a través de esas vistas de grano, color, circunstancias y, sin dudas, motivaciones muy diferentes, devela una historia de amor entrelíneas, entre cuerpos. También, entre artistas. 

En cambio, se hace explícito el proceso de diseño, producción y realización del mural “El Ángel Gris”, en la estación Flores del Ferrocarril Sarmiento. Inspirado en Crónicas del Ángel Gris (1988), de Alejandro Dolina, durante años (entre 1990 y 2000), de esos muros fueron emergiendo los prodigios del personaje, junto a sus detractores (“Los refutadores de leyendas”) y sus secuaces (“Los hombres sensibles”) transcriptos (a escala inaudita) por un grupo de artistas liderados por los ojos y las manos de Terribili. Segundo interrogante: ¿cuánto dura el recuerdo de lo que ya no es? ¿Qué material garantiza la duración de una memoria ausente?

Fotos de la infancia de las mellizas Terribili (Melina y Luciana). Retratos escolares de su padre que Melina dibujó en otra edad. Autorretratos de Terribili. Afiches que ilustró para Madres de Plaza de Mayo (asociación con la que colaboró a lo largo de la vida postdictadura cívica-eclesiástica-militar). Pinturas y bocetos. La mesa del taller. Las salpicaduras. Los trazos en carbonilla. Tapas de diarios pinchadas en las paredes. Tarros y tarritos de pintura. Fotos con Dolina. Grabaciones de las mellizas tomadas por su padre en la misma casa en la que transcurre el presente de la película. Grabaciones y fotos tomadas por una mujer llamada Susana. Tercer interrogante: al fin y al cabo, ¿qué es la memoria? ¿Hay propietaries o herederes del recuerdo? ¿Quién recuerda a quién? ¿Quién mira a quién?

En la entrevista dada a Julia Montesoro (GPS Audiovisual), Melina contó que, su deseo original había sido “hacer una película sobre la resistencia de él a hacer un mural sobre el bombardeo a Plaza de Mayo en 1955 que luego derrocó al peronismo en un golpe de estado y fue la antesala de la dictadura militar de 1976. Un mural que en su anhelo le había quitado el sueño durante años proyectando concretarlo. Pero yo quería en verdad retratar su relación con la creación y sus ideales, que incansablemente habían inundado mi casa de poetas, dramaturgos, músicxs, pintorxs, cineastas y militantes”.

Aquel boceto primigenio sufrió desvíos. En las últimas filmaciones obtenidas por la realizadora, Terribili padre pregunta, rezonga, conjetura: “¿Estás filmando? ¿Por qué tanto tiempo? Así salen las películas después. Nadie entiende un carajo lo que hacen los directores… ¿Por qué tomas tan largas? ¿Estás haciendo El arca rusa? ¿La viste?”.

En ningún caso se escuchan respuestas (aunque el documental las ofrece, una a una). Es la voz del padre la que suena: recuerdos ajenos que las imágenes compaginadas transforman en memoria colectiva. Lo que se documenta son retazos de la existencia y de la obra del padre/artista (o viceversa), de sus hijas, de Susana, del rottweiler, de la tortuga en la fuente, de un gato blanco. Todo lo que se exhibe fue (es) verdad. Sin embargo, todo lo que se exhibe es producto de una imaginación: “La intervención del cine altera el mundo, lo sesga, lo traduce, lo hace pasar por una nueva opacidad, lo tiene por insuficiente, incompleto, todavía no apropiado. Filmado, el mundo vuelve a su lugar…”, insistía Jean-Louis Comolli.

Recuerda, el título del documental, llamó mi atención desde que recibí la información suministrada por Melina. Tardé en develar el porqué: es un verbo conjugado, claro, en tiempo Presente del Modo Indicativo y, a la vez, en Modo Imperativo. Más inusual aún es que la conjugación en Presente vale tanto para la tercera persona singular (ella/él recuerda) como para la segunda bajo la forma reverencial (usted recuerda). Mientras que en Imperativo sólo le cabe a la segunda singular (recuerda tu/vos). 

Subrepticia o poéticamente, desde el título de su película Melina Terribili puso en discusión dos asuntos contemporáneos (cinematográficos y filosóficos): la complejidad del denominado “documental en primera persona” y, de inmediato,  “¿qué es un autor?”.

Recuerda, Argentina, 2024

Escrita y dirigida por Melina Terribili.

María Iribarren / Copyleft 2024