RELATOS SALVAJES: LA CRISPACIÓN DEL RELATO
Por Nicolás Prividera
Una de las más recordadas escenas de Tiempo de valientes (en Szifrón el todo siempre es menos que las partes) mostraba a un policía apuntando a la cabeza de una mujer para que confesara ante su marido su infidelidad: la evidente brutalidad del gesto quedaba redimida ante la inesperada confesión, lo que demostraba que la intuición del policía era más artera que la corrección del protagonista. En esa inversión del punto de vista (del prejuicioso progresista al buen polícía) se resumía toda la moraleja de la película y su “homenaje” a los films de una infancia inocente y feliz. El contenido reaccionario se disolvía así en la amabilidad clásica del relato “bien contado”. Pues bien: Relatos salvajes lleva esa forma al paroxismo, multiplicando esa escena y su justificación narrativa en una gozosa exaltación de la violencia como catarsis. De hecho el film se asume literalmente “reaccionario”: todos los relatos se basan en una reacción límite, que el film aparentemente critica pero finalmente celebra (con menos contradicciones que las de Szifrón en la mesa de Mirtha Legrand).
En aquel sonado programa (sobre el que ya escribimos aquí) Szifrón parecía contestar esos dichos que aparecen apuntados en varios de los relatos: “ahora poné una bomba en la AFIP” tuitea alguien en el previsible episodio “Bombita”, o bien se menciona al pasar la “inseguridad” sin que venga a cuento de nada. Pero esas menciones (¿afirmativas o críticas?) solo dejan lugar a la ambiguedad para contentar a todos los espectadores, tal como la confusa aclaración de Szifrón sobre su participación en ese programa. Sentarse a la mesa de Mirtha o de una Major ya implica aceptar ese contexto mainstream ante el que solo hay una forma de entender una frase como “si tuviera mis necesidades básicas insatisfechas sería delincuente y no albañil”: toda la sutileza que la rodea se desvanece, como de hecho sucede en Relatos salvajes (que podría albergar un episodio que la ilustre). Las “bombitas” de Szifrón van dirigidas solo al Estado (el fiscal corrupto, los empleados genuflexos), mientras que toda otra crítica “social” queda reservada a una misantropía general que se parece demasiado a un “sálvese quien pueda” (o “que se vayan todos”…).
En una crítica a El fondo del mar (la opera prima de Szifrón, que con más humor y menos duración pordía haber sido un relato salvaje más), Guillermo Ravaschino citaba a Hitchcock para recordar que “más vale partir del lugar común que llegar a él”. El cine de Szifrón se complace en ofrecernos versiones esmeradas (incluso inteligentes) del mediopelo cualunquista, cuya moraleja nunca disturba los prejuicios del espectador. Son “cuentos morales” más que “cuentos crueles” (aunque hubieran disgustado por igual a Rohmer y a L’Isle Adam), porque su incorrección no está dirigida a incomodar sino a reafirmar las certezas. Por eso su potencia, narrativa y formal, se basa en el mero y llano efectismo: se trata un cine que “gestiona” sus recursos con tanta efectividad como poca sutileza (la escena del hombre cagando en el parabrisas es paradojicamente casi impensable fuera del mainstream: de hecho el único antececente está en una película under que Miguel Bejo filmó en los salvajes ’70, antes de partir al exilio…).
Su poder está a la altura de su ambición, y el problema mayor reside en su triunfo modélico: ser festejado por crítica y público como ningún otro film o cineasta reciente, de Bielinsky a Campanella. La mención a estos (queridos pero discutidos) cineastas no es inocente, porque estas historias mínimas convertidas en extraordinarias pueden ser vistas como una reversión de buena parte del cine argentino reciente: si el personaje de Darín remite a los citados, el de Onetto remite a Martel y el de Martínez a Burman (incluso el de Rita Cortese parece la versión oscura de Herencia). Quitando todo claroscuro para dejarlos expuestos como puro mecanismo, del mismo modo en que las tramas avanzan a fuerza de golpes (bajos). De hecho el mismo Szifrón parece uno de sus cerebrales personajes arrebatados: ¿qué otro director del nuevo cine argentino podría dedicarle “a mi papá” una película tan cínica? Pero ese es el signo de que no se trata de un film parricida, sino que aun en su violencia respeta los mandamientos. No en vano Szifrón se reserva la imagen del zorro en los títulos. Después de todo, cumple a rajatabla con el viejo ideal de nuestros tiempos violentos: la misantropía con final feliz (para los sobrevivientes).
Nicolás Prividera / Copyleft 2014
Aquí se puede leer lo que Prividera escribió sobre la visita de Szifrón al programa de M. Legrand.
Aquí se puede leer la crítica de Jorge García.
Aquí se puede leer mi crítica (con spoiler) en Cannes y 304 palabras más sobre el film.
Que cierto era el comercial que rezaba que se necesitaban menos criticos de cine.
Es probable que no tenga ganas de responderme. ¿Por qué?
Y ni hablar de los críticos de críticos (críticos al cuadrado), como usted, por ejemplo.
No tiene sentido preguntar, Roger: no solo porque después de esa frase dificilmente venga algo más (inteligente), sino porque su lógica es la del comercial citado («déjennos disfrutar en paz lo que estoy comprando»)
Lo desalentrador es que da la impresión de que hay un solo comentarista necio que repite siempre lo mismo, y al que hay que responderle siempre lo mismo. En este caso: ¿para qué se molesta en leer las críticas que según sus palabras sobran? (no digamos ya contestarlas con un frase idiota…).
Perdòn que me entrometa…solo queria decir que este comentario de Prividera me pareciò muy interesante.
Me gustó la crítica, en especial cuando afirma que “El cine de Szifrón se complace en ofrecernos versiones esmeradas (incluso inteligentes) del mediopelo cualunquista, cuya moraleja nunca disturba los prejuicios del espectador.” Lo que sería lo contrario que uno espera de una verdadera obra de arte.
En este blog ya se han publicado varias notas sobre RS, y todas han sido lapidarias: una de Roger tras su proyección en Cannes, otra de Jorge García, y dos de Prividera.
Lo que faltaría explicar o al menos establecer una hipótesis, porque para mi como lector consecuente de este blog me resulta desconcertante, es por qué a otros críticos respetados como Diego Batlle, Diego Lerer (ambos comparten el mismo espacio que este blog) u Horacio Bernardes de Página12, les pareció una buena película, sin casi nada para cuestionar. En tolascriticas.com.ar hay 65 críticas recopiladas y solo 6 desfavorables. La pregunta es: ¿Qué está pasando con la crítica en Argentina, que se elogia mayoritariamente una película tan problemática como esta?
Usted tiene razón, Jorge: con este film se puede divisar mejor que nunca un cierto agotamiento del discurso crítico y una falta de distancia de la crítica vernácula respecto de las películas nacionales. No puede ser que nos entusiasme -a nosotros, los críticos- los números de entradas vendidas, como si esto significara algo, más allá de su triunfo como producto. Y es paradójico: en este país se producen excelentes textos críticos, probablemente mejores que en cualquier país de habla hispana. Al mismo tiempo, me parece, hay que explorar otros caminos para la crítica. Hay algo vetusto que se sale a la luz en este entusiasmo generalizado. Hay algo banal y decadente en esta fiebre por un film en el que la hipérbole de la grosería pasa por un gag con un sorete que se festeja como si estuviéramos frente a un episodio genial y festivo por lo incorrecto. Si el sorete hubiera salido del culo de Sbaraglia tal vez la cosa sería otra, y se trataría entonces de una transgresión en serio. Pero del film, sinceramente, no quiero decir más nada.
RK
Perdón, el sitio citado es: todaslascriticas.com.ar
No vi la película, pero con esa critica, no se si verla o no verla, no se si critico o me contó la película con algunas palabras de mas… Perdón, pero un critico que utiliza la expresión «nuevo cine argentino» o es un envidioso, o es un snob (lo cual me resulta aberrante) o es un artista que viajo en el tiempo… en los tres casos creo que no podría definirme «nuevo cine argentino».
Este comment es todavía más desalentador que el primero. No se entiende qué lee (esta debe ser la crítica que menos cuenta los argumentos de las cientos que se escribieron), o desde donde lee (de que «viaje en el tiempo» viene alguien que nunca escuchó hablar por estos lares del nuevo cine argentino). Si es que entendí bien lo que quiso decir, claro, ya que el balbuceo es confuso. Lo que me hace preguntarme porque los que más se molestan en escribir comentarios son precisamente los que no tienen nada que decir. Pero bueno, la película aludida también funciona un poco así…
Salvo por la forzada referencia la frase de Hitchcock y el caprichoso comentario sobre la dedicatoria de la película al papá de szifrón (donde parecen notarse gestos de desprecio hacia Szifrón más allá de sus películas) la crítica es interesante. Sin embargo, festejo que Szifrón desplace a Camapanella del podio del mainstream y discuta al querido y sobrevalorado Bielninsky como cineasta preferido de género en Argentina. saludos.
Desde ya, lamento que Szifrón ocupe el podio del mainstream (aunque a Bielinbsky no le hace ni sombra: todo lo contrario, muestra lo mucho que nos falta). Pero de ningún modo practico el desprecio (más bien lo hace la película misma, para congratulación de muchos espectadores). En ese sentido, la referencia a Hitchcock se podría ampliar: el maestro era comprensivo hasta con los asesinos, mientras que Szifrón se burla hasta del jardinero… En cuanto a la referencia al padre: la dedicatoria es parte de la película (e incluso del discurso de Szifrón en las entrevistas), pero además -como notó alguien con sagacidad- las relaciones filiales recorren toda la película: salvo en el episodio de Sbaraglia (donde el paternalismo solo es formal), todos los demás hacen referencia directa a los padres, y de un modo más que oscuro.
Hola Nicolas, lei la nota ya que me resulta interesante la visión de nuestro cine. No coincido en que el film se asuma reaccionario. Considero que habría que hacer un desglose un poco mas elaborado y separar la puesta en cuadro (mas matizada y ATP- tal vez por una maduración del estilo o simplemente la edad) de los guiones que DS venia elaborando de hace rato. Si bien los relatos dependen de una «reacción límite», la fotografía y otras cuestiones mas ligadas al terreno de la imagen no lo son tanto. Creo que estan suavizadas y no encuentro la evidente autodeclamación que mencionas. Por otro lado, no llego a comprender la mención de la participación del director en el programa de Mirta Legrand. El asunto discursivo es bien complejo y no se remite simplemente a lo que uno «dice». Sin embargo, creo que Szifrón apunta claro en un dirección, sin sutileza tal vez, pero de un modo preciso y sin vueltas frente a la ideas sueltas e inocentes de la conductora. Creo que declarar que el sistema es perverso y necesita de la pobreza y de los pobres no es un hecho menor. Esta frase nada tiene que ver con «que se vayan todos», por lo menos a nivel de análisis del discurso, claramente no. A un nivel mas personal creo que considerar misantrópica esta afirmación es infantil. El sistema es perverso y la filantropía es un instrumento ilusorio que plantea que la existencia humana es benévola en el contexto del universo. Lo mismo que la religión (ya que mencionas los mandamientos). En ese sentido y volviendo al film, es confusa la frase «viejo ideal de nuestros tiempos violentos». Supongo que habla más del que escribe – volvemos al analisis del discurso escueto – que de la película en si. En la cual no veo finales felices (el avion se estrella, los dos conductores mueren, rita cortese va en cana por jugarsela, el millonario tiene una familia destruida y el jardinero que quería arreglar es asesinado, el ingeniero termina en la cárcel y los novios estan casados pero se odian). Un saludo grande.
Leonardo, por empezar te agradezco la civilidad, visto que algunos fanáticos de RS están a tono con la película…
El film no se asume «reaccionario» en el peor sentido de la palabra (tampoco lo hacía «Tiempo de valientes», claro). Incluso se postula como «crítico», pero en cuanto te ponés a analizarlo es todo lo contrario. Basta ver las reacciones del público (recomiendo al respecto la nota de Kohan en el Perfil de hoy). Los finales refuerzan esa «moral» conservadora y la «reacción» se muestra como lo que es: conformismo domesticado por la catarsis.
La «suavización» es precisamente la marca de su mala conciencia: en psicología a ese mecanismo se lo llama «deflexión». Para decirlo sencillamente: es tirar la piedra y esconder la mano. Y eso es justamente lo que hizo Szifrón cuando salió a aclarar lo que había dicho en lo de Mirtha… No hacía falta (en ningún sentido): la película es un acto que desmiente sus «dichos».
No alcanza con sugerir que también le pega la «derecha» (el gobierno de la ciudad o el candidato identificado con la «seguridad»), porque su discurso antipolítico es en definitiva el mismo. No se hasta donde Szifrón es conciente de esto, pero de ningún modo me parece inocente (de los «valientes» a los «salvajes» no son más que reversiones del mismo antiprogresismo).
Decir que «el sistema es perverso» suena cínico cuando tenés 300 salas para decirlo…
Saludos.
Me parece muy bien esta reflexión final. Sin ver la película me pareció por los comentarios que me hicieron que todo se reduce a una serie de escenas de impacto que intentan de alguna manera canalizar «la bronca» que tiene un estrato social, entiendo que medio, para con un pensamiento que sabe ver más allá de los hechos. Para decirlo en criollo, las pelotudeces causan risa pero al final mucho ruido y pocas nueces. Porque el film falle quizás en lo más elemental que es enriquecer la vida de las personas. No pienso ver la película hasta que pase un tiempo y pueda contextualizar un poco desde afuera desde donde se hace la crítica y a qué poderes obedece.
Saludos NP
Aprovecho tu comentario para decir que esa canalización de la “bronca” es precisamente el modo fácil en que la película pide ser leida, y de ahí su éxito: la catarsis es en verdad la del espectador. De hecho la mayoría de las historias no se conectan con una «emoción violenta» sino con «premeditación y alevosía»: me refiero al episodio del avión, al de «bombita», al del encubrimiento, e incluso al de la cocinera. Todo está muy meditado, empezando por la película misma.
El supuesto mensaje de la película no resiste mucho análisis, menos viniendo de un tipo acomodado que hace marketing viral en la mesa de Mirta haciéndose el anti sistema, o que corre 1 semana la fecha de estreno (no se con que excusa) para ser el único estreno nacional e internacional del país (no se cuantos jueves al año habrá que se estrene solo 1 película, pero no creo que sean muchos)
Hay que tomarla como lo que es, una joda por donde la mires, desde la dedicatoria para el padre al principio y la figura castigadisima de este en los diferentes relatos, hasta la utilización del mismo formato de «película» que usa capusoto, pero estetizado y llevado a competencia oficial de cannes.
Yo personalmente la vi y la disfrute, me saco un par de risas y no me pareció una mala película…
Ahora compararla con los films de Bielinsky? ahi si que mordimos banquina, pinchamos rueda y terminamos con el parabrisas lleno de mierda que no nos deja ver nada.
No vi la película pero no me interesa verla. Szifrón es un tipico exponente de joven al que sus padres sobreestimulaban para que les rinda el producto. el hace lo mismo con sus películas. no hay nada en su mirada que me haya interesado con sus anteriores producciones, habiendo visto el trailer de RS me parece que todo sigue así, por mi que no filme nunca mas, le va a hacer bien al cine nacional y a la gente en general. un saludo para mi tia que esta mirando.
Szifrón es un tipico exponente de joven al que sus padres sobreestimulaban para que les rinda el producto. el hace lo mismo con sus películas.
Chapeau. Una de esas frases que explican tantas cosas…
Estimado Jorge…tu comentario me suena demasiado siniestro, inentendible en los terminos de este espacio. Me parece que te interesa tres pepinos el cine y solo te seduce lastimar gratuitamente
Buenas noches, estimados. No pretendo ser obsecuente, pero realmente en este foro recién encontré un refugio ante la batería de sensaciones negativas que me generó el fenómeno «RS» y peor aún cuando la vi. Claramente la película no resiste análisis honestos. Desde ningún frente. Ni narrativo, ni dirección de actores, guión. El mensaje es claramente reaccionario (como bien indicaba Nicolás, el morocho salteño cagando el parabrisas, pero no Leo; a los bombazos, ¿para qué otra forma de luchar por derechos?; el médico de emergencias domiciliarias con acento; el asesinato a sangre fría del supuesto tipo deshonesto y amoral; etc.) De los dos protagonistas de Tiempo de Valientes fumando un charuto en el auto, lo cual me pareció una escena simpática y arriesgada en una película para toda la familia (no soy en lo más mínimo fan de Szifrón, pero por brindar una imagen), a este giro totalmente reaccionario hay un cambio. Sin embargo un buen día apareció el tipo haciéndose el Antonio Gramsci en lo de la Señora ¿Fue mera ridiculez?, ¿una operación mediática que le salió redonda? O quizás fue un intento sincero (un relato salvaje mal relatado). Tal vez Szifrón tiene culpa de clase y quiera redimirse plantándose en lo de Mirtha (apoyado como pudo por Darín, pobre) y haciendo esta película que es en realidad una feroz y sutil crítica a la banalidad y cinismo de la pequeña burguesía (y el obtuso soy yo que no entendí nada).
Pero sí entiendo que lo que realmente importa y genera el debate no es la calidad del film (producto) sino el contexto, el fenómeno que generó (no surgieron estos acalorados debates con Soledad y Larguirucho o Papá se volvió loco!): supuesto éxito en Cannes; boom marketinero y mediático y su consecuente viralización y aceptación casi ciega del público (y buena parte de la crítica); Szifrón en lo de Mirtha; más bombo y bombo hasta convertirte en un fenómeno internacional vendible (vendido) a otros países. Mi amateurismo cinematográfico me lleva a pecar de inocente y sorprenderme por estas cosas. Entiendo que el marketing genere efectos poderosos en la sociedad (pasa en todos los ámbitos de la vida humana) pero aún así me sigo asombrando. Y también me asusto un poco. Muchas gracias, Alan.
Un par de aclaraciones. Lo de la cagada en el parabrisas lo argumentó Roger en una respuesta a un comentario, disculpen.
Lo de Gramsci fue una chicana (se revuelca en la tumba, pobre Toni) Coincido siempre que el discurso del Director de la película en el almuerzo y después aclarando fueron ambos ambiguos y extraños. Pero las repercusiones, enormes.
Más allá del discurso o de los posibles meta mensajes, la película me pareció mala. Ni el guión, ni el humor, ni los actores consagrados desaprovechados y los menos consagrados mal dirigidos, ni la violencia siquiera artísticamente bien usada.
Ahora sí, gracias y saludos.
detesto la exaltación de la violencia. y sé que la película no me va a gustar en lo más mínimo.
Sin dudas, la mejor de Szifrón es Los Paranoicos.
«Los paranoicos» es de Gabriel Medina director de «La araña vampiro». Szifrón hizo «Al fondo del mar» en la cual también actua Hendler capaz que la equivocación es con esa película.
Si Boris K es quien supo usar ese nick, no se trata de una equivocación sino de una ironía… Szifrón y Medina son la avanzada del «género» en la FUC, aunque lo que ambos hacen no es estrictamente cine de género, sino más bien un cine industrial a gusto de los críticos de esa generación (léase El Amante). Claro que en ese sentido hasta «Los paranoicos» es indie al lado de «Relatos salvajes», la película mainstream que toda productora quiere para sí (porque desde ese punto de vista también es distinto -o menos vergonzante- llenar los cines con esto que con los «Bañeros»)
No me di cuenta de la ironía debido a que desconocía a Boris K. Caí como un iluso jeje.
En cuanto a los criticos de dicha generación, creo yo, que no sólo valoran el cine industrial de la FUC, recuerdo que precisamente en El amante también celebraban (de igual manera que ahora RS) «El estudiante» y «Los salvajes»que a mi parecer son dos películas alejadas del cine «industrial» pero también made in FUC.
Aclaro que en su momento tampoco entendía la desmesura por la aparente excelencia de esas películas.
Hola! Perdón pero a qué se refieren con la FUC? Saludos
Son las siglas de Fundación Universidad del Cine, más conocida como la Universidad del cine. Y tanto Szifrón, Medina, Mitre como Fadel estudiaron allí.
Saludos!
A quien nos fascina leer o escribir estas paginas nos son de gran ayuda, les comparto un proyecto de un amigo y mio donde se escriben historias cortas como son relatos y cuentos; el proyecto en mencion es http://www.masrelatosycuentos.com quien desee conocerlo puede visitarlo. Gracias.
Al fin un poco de sensatez. Aquí les dejo lo que escribí en mi blog, en el que también hay coincidencia (que se extiende al blog «Hacerse la crítica») http://karlosbalmaceda.blogspot.com.ar/2014/09/relatos-salvajes-historias-de-burgueses.html
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