EL SACRIFICIO DEL CIERVO SAGRADO / THE KILLING OF A SACRED DEER
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
LA MISANTROPÍA MECÁNICA
El sacrificio del ciervo sagrado / The Killing of a Sacred Deer, Irlanda-Reino Unido-EE.UU., 2017
Dirigida por Yorgos Lanthimos. Escrita por Y. Lanthimos, Efthymis Filippou
° Sin valor
Si no se presta atención la estilización extrema del film puede pasar por genio cinematográfico, y sirve bastante, además, para maquillar la categórica idiotez de la trama.
Los hombres son crueles y perversos y el mundo es una mierda, dice aquí el cineasta oriundo de la tierra de la filosofía y la democracia, que ya ha dejado de filmar en Grecia y como nuevo artista consagrado europeo lleva adelante sus ficciones abstractas ungido por la industria anglosajona. Como era de esperar, en su sexto largometraje Yorgos Lanthimos insiste con la fábula antihumanista; así alecciona y castiga a los personajes, al público y al cine. Cada plano enuncia una presunta verdad: somos una especie miserable.
En este cuento teológico médico familiar, un cardiólogo deberá pagar por mala praxis. El hijo de un paciente damnificado mantiene un enrevesado vínculo con el médico. Quizás quiera seguir el camino de quien le quitó involuntariamente la vida a su padre, quizás busque siniestramente sustituir al padre ausente. ¿Es su mentor? ¿Un discípulo? ¿Son amantes? Más tarde, el joven y la hija del médico se sentirán atraídos, y la madre de este tendrá inclinaciones similares por el médico. Y habrá situaciones aún más extrañas: los hijos del médico dejarán de caminar. En realidad, cada acto es parte de un plan de venganza.
El universo perverso de Lanthimos insinúa el escándalo y eventualmente prefiere la estetización de las depravaciones antes que su goce. El aséptico microcosmos que representa el hospital tiene su correlato en las conductas casi catatónicas de los personajes. La ridícula pose erótica de la esposa del médico para que este se excite y se masturbe es un pico de vitalidad en este paisaje exangüe. El hiperbólico diseño fatiga y fagocita cada acción y cualquier indicio que dé respiración a un plano.
La ampulosa táctica formal de enrarecer todo vía travellings interiores, encuadres heterodoxos y planos generales extenuados por los usos de un gran angular pueden remitir a Stanley Kubrick (al igual que la presencia de Nicole Kidman y algunos acordes musicales de Ligeti), pero todo esto no está al servicio del desborde satírico de un orden social, sino de una chapucera doctrina teológica sobre la expiación. Si causa risa alguna que otra escena no responde tal expresión receptiva a una voluntad del guion. El ridículo es imprevisible y también es inevitable.
Los cineastas graves y sentenciosos están de moda. Los Haneke, Östlund, Zvyagintsev y Lanthimos dominan el cine arte globalizado. Los señores de la sordidez se imponen y en todas las latitudes se los imita y venera.
Esta crítica fue publicada en otra versión por La Voz del Interior en el mes de febrero de 2018
Roger Koza / Copyleft 2018
Estimado Roger:
Lanthimos, por suerte, no «prende» en estas tierras. The Lobster no la vio casi nadie que yo conozca. Lamento que tenga que bancárselo en algún festival que le toque cubrir. Ahora, ¿la cinefilia local no dirá nada de McDonagh? Más bien sí ha dicho: que es bueno, interesante, gracioso, original. Raro, porque mucho de lo que, con justicia, apunta sobre el griego le aplica al inglés/irlandés.
Solo que, en lugar de Kubrick, pretende erigirse en sucesor de los Coen o una versión tupperware de Tarantino. Menos cínico y, por eso mismo, más cínico todavía. Su «humanismo» es realmente de cartulina roja y negra. Sus chistes, dignos de Los Tres Chiflados. Estoy esperando que alguien razonable e inteligente como usted le saque las «costuras» al nuevo niño mimado del cine de autor de estas latitudes.
Saludos cordiales.
Estimado: no la he visto; he leído, solamente. LA veré muy pronto, por cuestiones laborales. Saludos. cordiales. R
…La bajé, pero como estaba doblada, ni atiné a verla… supongo fue buena suerte…
Comparto que la película es mala. Y también creo que «Tres anuncios..» es nefasta, toda, actuaciones incluidas.No comparto el ataque en general a los escépticos o a los que tienen una mirada «sórdida» sobre el mundo. No habría existido el cine negro. Y Haneke para mí es un gran director, como Ulrich Siedl o Béla Tarr.
Un horror! WTF??