SALVADORA

SALVADORA

por - Críticas
30 Oct, 2017 11:43 | Sin comentarios
Salvadora Medina Onrubia merece muchas películas y esta película la honra. Didáctico retrato de una mujer fascinante, a veces descompensado (estéticamente) por su anhelo de dar a conocer todos los datos biográficos del personaje elegido.

**** Obra maestra  ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

LA DESCENTRADA

Salvadora,Argentina, 2017

Escrita y dirigida por Diana Rosenfeld

*** Hay que verla

Un personaje excepcional, y un film que también podría haberlo sido, lo que no significa que verlo resulte prescindible, pues el valor del mismo es evidente. 

La vida de Salvadora Medina Onrubia, anarquista, periodista, escritora y teósofa, es de película. He aquí entonces un compendio cinematográfico preciso de una vida signada por la inadecuación a su tiempo, pues esta mujer argentina oriunda de Entre Ríos, nacida a fines del siglo XIX, practicó desde temprano una forma de vida excéntrica, en tanto siempre estuvo en tensión respecto de lo que se espera de una mujer en un orden simbólico escrito por hombres.

El retrato que le prodiga Daiana Rosenfeld abarca toda la vida de Medina Onrubia, lo que parece en sí inabarcable, sobre todo dadas las múltiples actividades del personaje, capaz en plena adolescencia de comprometerse con la liberación del anarquista ruso Simón Radowitzky, ser madre soltera a los 16 años, convertirse en una pluma combativa del diario Crítica (y también en la esposa de Natalio Botana, su fundador), resistir en la cárcel durante el gobierno de facto de José Félix Uriburu y sumergirse en las enseñanzas de Madame Blavatsky. Es demasiado para un solo film.

Todo el segmento dedicado al despertar teosófico del personaje es interesantísimo. La amalgama apasionada en una misma persona entre la teosofía y el anarquismo es de por sí una curiosidad, ya que el misticismo y la revuelta política parecen términos antitéticos, de lo que se predica, quizás, el encanto que sintió Medina Onrubia ante la visita de Jiddu Krishnamurti al país; al sabio indio le interesaba la transformación integral de los hombres: “El anarquismo no es un movimiento político, es un estado espiritual”, escribió en su diario la joven escritora acerca del autor del clásico espiritual La libertad primera y última.

Sin embargo, hay un acto que determinó la vida entera de la escritora, el suicidio de su primer hijo, el único que no había sido fruto de la relación entre ella y Botana, un karma demasiado pesado para procesar a lo largo de una vida, dramático acontecimiento que tuvo diversas consecuencias, tanto personales como familiares. El dolor de esa pérdida inesperada es una constante dramática para el personaje y también para el film.

Salvadora tiene la virtud de ensamblar datos y períodos de una vida, guiada por una férrea voluntad didáctica que oscila entre la pedagogía televisiva y el documental de autor. Los testimonios de algunos biógrafos mirando a cámara y el uso del material de archivo pertenecen más a la lógica audiovisual de la pantalla chica y contrastan en demasía con una búsqueda estética ostensible en los planos, algunos admirables, de la naturaleza. La irreconciliable poética afecta bastante a la película, una indefinición que no le permite trascender la prolija comunicación de sucesos y anécdotas.

En este sentido, la misteriosa fusión entre esoterismo y política experimentada por el personaje permanece disociada en la propia puesta en escena. La mística es cinematográfica, la política, televisiva. A su vez, los 60 minutos de duración indican la propia vacilación del material, una convención temporal más televisa que cinematográfica, una limitación que el propio film parece reconocer cuando después de sus créditos finales tiene aún una escena de sorpresa.

Pero Salvadora es fiel a su propósito: dar a conocer la extraordinaria existencia de una mujer que no se resignó a ocupar el lugar que se les concede a las mujeres, más allá del alto costo que tuvo para su propia vida. Salvadora existió, pensó, escribió, amó y luchó. Además, tuvo hijos y vivió por un tiempo al lado de un hombre.

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de octubre 2017.

Roger Koza / Copyleft 2017