SANGRE EN LA BOCA
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
YENDO DE LA CAMA AL RING
Sangre en la boca, Argentina-Italia, 2015
Dirigida por Hernán Belón. Escrita por Guión: Hernán Belón y Marcelo Pitrola.
** Válida de ver
La nueva película de Hernán Belón es fiel a un género clásico con algunos matices idiosincrásicos y varias escenas de sexo
Es verosímil que un boxeador en el final de su carrera se rehúse a despedirse del ring; la fugacidad o la temprana finitud de la vida útil de un deportista es una condición insobornable: el vigor del cuerpo, incluso del más entrenado, no desconoce el desgaste. A su vez, el deseo sí puede desobedecer a la presunta conveniencia de la estabilidad. A cualquier edad, un hombre o una mujer puede elegir contravenir lo que se espera de él o ella. La conducta de El Tigre, el boxeador cuarentón que interpreta Leonardo Sbaraglia, se agota en esos dos movimientos del espíritu; la película también.
La segunda película de ficción de Hernán Belón cuenta la historia de un campeón continental que no conoció la gloria mundial, lo que no significa que el boxeo no le haya deparado bonanza económica. El pugilista maneja un BMW para ir al viejo gimnasio y nada indica que tras su retiro le faltará el dinero para sostener a sus dos hijos y a su esposa, pero no solamente se pelea por dinero. En la busca de una última pelea por el título que le falta conocerá en su lugar de entrenamiento a una hermosa boxeadora, mucho más joven que él. El romance es inevitable, la catástrofe familiar y profesional también.
El atractivo del género pugilístico recae siempre en el contexto de un misterioso deporte que representa a menudo un orden del mundo y una contrapartida en la que el atleta debe trabajar sobre su voluntad. Belón prefiere circunscribirse al ring, cuadrilátero por el que se desliza con su cámara con notable comodidad, y apenas esboza lo que está alrededor de ese universo deportivo. Lo mismo pasará con el drama familiar y erótico. El abrasador sentimiento que une el cuerpo de los amantes es admirable; las nalgas de Sbaraglia y los pechos de Eva De Dominici jamás sobreactúan, pero no hay mucho más allá de la cama, excepto indicaciones mínimas de una psicología folclórica y una previsible disputa familiar centrada en la tenencia de los hijos.
Es curioso. Por separado, la mayorías de las escenas son buenas y las resoluciones formales no carecen de elegancia. La subjetiva que anticipa un encuentro sexual en una ducha o la incorporación de una cumbia después de un combate denotan atención al detalle. El problema, paradójicamente, es el todo. Eso no significa que la película se vuelva insignificante y desdeñable; simplemente quiere decir que Belón, el tema elegido y sus intérpretes conformaban un todo para tramitar un golpe cinematográfico de los buenos. El film se mantiene en pie con dignidad; le falta, solamente, el punch que hace la diferencia.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de agosto de 2016
Roger Koza / Copyleft 2016
Un desarrollo atrapante, excelente papel de Sbaraglia y hermosa estampa de De Dominici que se abrocha a un buen papel.
Disiento con alguna crítica leída donde se asegura livianamente que es el protagonista principal quien está obsesionado con Deborah, más bien, ambos están mutuamente obsesionados y ella doblemente con el, lo que hace que el final resulte desconcertante e incluso absolutamente injusto.
Demasiada buena trama para un cierre que no está a la altura de la propia evolución de la historia. Convence y gusta todo el desarrollo para un final que definitivamente defrauda y desorienta sin necesidad.