SEMANA DEL 08 AL 14/10 EN EL CINECLUB

SEMANA DEL 08 AL 14/10 EN EL CINECLUB

por - Cineclubes
08 Oct, 2012 01:59 | Sin comentarios

LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

10 de octubre, a las 20.30hs:

Los pasos dobles, de Isaki Lacuesta, España, 2011

93’ / +13

Cortometraje, a las 20.10hs: Número, por favor (25’), de Hal Roach y Fred C. Newmeyer, EE.UU., 1920 (Lloyd en foco)

Los pasos perdidos empieza con un par de cachetazos y una pregunta que se repite: “¿Cómo te llamas?”. Con la boca enrojecida un posible François Augiéras (negro) responde: “Un día te mataré”. Luego, unos hombres forman circularmente (o bailan) con unos bastones en sus espaldas mientras un superior los arenga: “Somos uno” grita, repite e insiste. La secuencia parece de Bella tarea de Claire Denis, pero sin tanto esmero coreográfico y ascetismo. En una escena cercana, los mismos hombres se dejan caer al vacío mientras un compañero recibe el peso y detiene el impacto de la caída. Este Augiéras, que después tendrá otro nombre, ya no francés sino árabe, será castigado por su tío cuando deje caer a uno de sus compañeros. De todo eso surgirá un viaje iniciático, cómico, incomprensible, poético. Al comienzo se ven unos títulos de presentación. Se habla del pintor, de su deseo de realizar una obra a la que se compara con la Capilla Sixtina, situada en un búnker militar que se hundió en la arena. En el futuro, en este siglo, dice el texto, alguien lo descubrirá. También se podrá ver a un pintor, Miquel Barceló; al principio, tal vez reconstruyendo la obra de Augiéras, luego pintando, lo que será de importancia, pues existe un orden de continuidad entre el registro cinematográfico y la pintura de Barceló que puede apreciarse en varios pasajes. El montaje, de hecho, funcionará como un juego de espejos, al igual que el relato lúdico y lúcido que ordena la película: el viaje de Augiéras se intercalará con una expedición para localizar la obra perdida del pintor y la de Barceló. ¿Qué más decir? Augiéras tendrá una novia, se convertirá en místico, andará con una pandilla que en vez de caballos montan motocicletas e intentará responder durante toda la película un acertijo: “¿Cuál es la única cosa que al compartirla se destruye?”. La respuesta llegará a menos de un segundo del final, pero los interrogantes más vitales permanecerán abiertos. Esta película inclasificable, a veces western, otras comedia, casi siempre una película de aventuras, y en forma dispersa pero verificable un ensayo libre y poético sobre el mito, vuelve sobre un tema que parece atravesar toda la obra de Lakuesta: la contingencia de la identidad y su correlato inmediato y necesario: la construcción, a través de la ficción, de lo real. (Roger Koza)