SEMANA DEL 18 AL 24/08 EN EL CINECLUB
LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470
20 de junio, a las 20.30hs:
Melodías de Broadway, de Vincente Minnelli, EE.UU., 1953
112’ / ATP
Mediometraje, a las 19.30hs: El decálogo: Capítulo 3 (50’), de Krzysztof Kieslowski, Polonia, 1989 (Ver crítica aquí)
Melodías de Broadway cuenta la historia de un actor famoso que debe enfrentar su ocaso (en ese sentido no muy lejana a El artista). Fred Astaire interpreta a Tony Hunter, el actor en cuestión. Sin embargo, tendrá una última oportunidad. Dos viejos amigos le ofrecen un proyecto, una adaptación heterodoxa de Fausto en clave musical. Lógicamente será un fracaso, pero él, sus amigos y un gran director y actor, un tal Jeffrey Cordova, le encontrarán la vuelta. El relato es menor, pero lo que marca una diferencia es la historia oblicua de amor que va surgiendo entre Tony y Gabrielle Gerard (Cyd Charisse). En ese sentido, hay un momento mágico en el que los dos caminan por un parque y casi sin aviso, gracias a un gesto mínimo que señala un cambio y una transformación, empiezan a bailar. Sólo quien conozca la escena podrá comprender enteramente que allí reside y se revela el misterio del musical, la gracia del baile y el modo como se debe filmar a una pareja moviéndose en el espacio. La cámara, sin duda, baila con ellos: tres o cuatro planos secuencia dibujan la geometría variable del entendimiento entre dos cuerpos que van de un lado a otro en consonancia con el ritmo de una música ideal para el lucimiento de Astaire y Charisse. La secuencia es formidable e inolvidable. De esa escena se ha dicho y escrito mucho. En uno de los párrafos más lúcidos y precisos que se hayan escrito sobre el musical, Gilles Deleuze dice: “Pero lo que cuenta es la manera en que el genio individual del bailarín, la subjetividad, pasa de una motricidad personal a un elemento suprapersonal, a un movimiento de mundo que la danza va a trazar. Es el momento de verdad en el que el bailarín camina todavía, pero es ya un sonámbulo que será poseído por el movimiento que parece llamarlo: lo encontramos en Fred Astaire, en el paseo que insensiblemente se vuelve danza (Melodías de Broadway de Minnelli)…”. Melodías de Broadway tiene ese momento síntesis, ese instante relámpago que comprime en pocos minutos la gloria de esa invención pretérita, la danza, un hábito devenido en arte, posiblemente ancestral, que, como la risa, caracteriza a nuestra especie. (Roger Koza)
23 de junio, a las 13.00hs: Sábados de súper acción
La bella mentirosa, de Jacques Rivette, Francia, 1991
238’ / +13
Habrá un intervalo de 25 minutos a las dos horas de proyección
Ganadora en 1991 del Gran Premio del Jurado en Cannes, esta atrapante aunque oblicua adaptación libre, de cuatro horas, de La obra maestra desconocida de Balzac sigue el trabajo de un pintor (Michel Piccoli) que retrata a su hermosa modelo casi siempre desnuda (Emmanuelle Béart), con la presión y la presencia de la esposa del pintor y ex modelo (Jane Birkin), el novio de la modelo y un vendedor de arte que solía estar involucrado con la esposa del pintor. Las fuerzas complejas que suelen estar implicadas en el arte constituyen el foco obsesivo del film, y rara vez el tiempo empleado por Rivette para observar un proceso ha sido tan cautivante; ningún momento parece desperdiciarse. El sentido extraordinario del ritmo y de puesta en escena está más que presente, y la trama tiene muchos giros argumentales. La película se beneficia de la exquisita fotografía de William Lubtchansky, de las locaciones en el sur de Francia (principalmente de un palacio del siglo XVIII) y de los dibujos y pinturas de Bernard Dufuor. La traducción del título sería algo así como “La pícara y hermosa mujer”; es también el título de una obra maestra que el pintor intenta finalizar. (Jonathan Rosenbaum)
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