SLEEP: EL MAL NO DUERME / SLEEP / JAM

SLEEP: EL MAL NO DUERME / SLEEP / JAM

por - Críticas
06 Feb, 2024 08:18 | Sin comentarios
En el inicio de su carrera como cineasta, el joven Jason Yu elige una película inscripta en el género del terror sin prescindir de una búsqueda estética.

PRUEBA DE CREENCIA

Toda película de terror pone a prueba distintas creencias que pueden ser constitutivas de una forma de mirar el mundo. Pueden ser demonios, monstruos o fantasmas los que precipiten el miedo; también aberraciones de la naturaleza, e incluso seres de otros universos con motivaciones malignas. En Sleep: el mal no duerme el sonambulismo y la espectrología delimitan la trama con gran inteligencia de principio a fin, sin prevalecer una interpretación sobre otra al momento de querer saber lo que sucede con los personajes. El terror menos reconocible pero ubicuo proviene de la irresolución epistemológica de todo lo que sucede. ¿Qué es exactamente lo que está pasando?

Con muy poco, Jason Yu se las ingenia para escenificar una pesadilla. Bastan un departamento, dos personajes atractivos y unidos por una inesperada desgracia, algunos personajes secundarios relevantes, una progresión dramática sin resolución aparente, encuadres precisos y efectos sonoros adecuados. El punto de partida: de un momento a otro, un actor ascendente comienza a caminar en la noche por su casa y realizar actos que pueden poner en peligro la convivencia con su mujer embarazada. Decir frases sueltas mientras se está dormido es una cosa, muy distinto es ingerir carne cruda con voracidad tras visitar la heladera en la noche. Irse a dormir con el riesgo latente de que todo vuelva a repetirse es una pesadilla. 

Dividida en tres capítulos, que no es otra cosa que una segmentación narrativa canónica (presentación, desarrollo y epílogo), el terror y la ansiedad avanzan a medida que la explicación científica resulta dudosa y el tratamiento ineficiente mientras la desesperación persiste. La aparición de un chamán introduce una segunda perspectiva sobre los actos del sonámbulo. Quizás no se trata de un trastorno de la psiquis, pues puede ser que el fantasma de un vecino que ha dejado recientemente el mundo de los vivos haya poseído al protagonista. La vehemencia de la mujer con poderes espirituales que ausculta el departamento y comunica su diagnóstico contrasta con las gélidas generalidades del médico que atiende al paciente e indigna en ocasiones a su esposa. Ese matiz en el tono de los especialistas es un indicativo de la perspicacia de la película.

No es ninguna novedad que el cine coreano tiene un vasto plantel de excelentes cineastas, y no faltan aquellos que se dedican al cine de género (Yu ha trabajado con Lee Chang-dong y Bong Joon-ho). Sleep: el mal no duerme es la primera película de Jason Yu. Hay suficientes motivos para apostar por el cineasta de 34 años. La última escena de su película denota lucidez y eficacia. No importa qué sucede, sí, señalar la capacidad de cineasta para apenas sugerir un pensamiento veloz en la conciencia del personaje principal que desdice oblicuamente todo lo que se ve. De esta forma se neutraliza, además, una aporía en el interior del relato y se resguarda generosamente la trama, porque de ese modo el espectador puede o no adscribir al razonamiento de la mujer del protagonista y a la presunta evidencia que se despliega en la escena. Lo indecible, en casos así, es una decisión a favor de la inteligencia de los espectadores.

Sleep: El mal no duerme / Sleep / Jam, Corea del Sur, 2023.

Escrita y dirigida por Jason Yu.

*Publicado por La Voz del Interior en el mes de febrero 2024.

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