TILVA ROS – FLEURS DU MAL / FLORES DEL MAL
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
LA INTERNACIONAL ADOLESCENTE: ENTRE IMÁGENES Y PALABRAS
Tilva ros, Serbia-Holanda, 2010
Escrita y dirigida por Nikola Lezaic
*** Hay que verla
Flores del mal / Fleurs du mal, Francia, 2010
Dirigida por David Dusa. Escrita por Luoise Molière, Raphaelle Maes, Mike Sens, D. Dusa
** Válida de ver
Pocas películas permiten visualizar con tanta claridad y cariño la subjetividad global adolescente de nuestro tiempo como en estas dos ópera primas
A juzgar por películas como Tilva Ros, ópera prima de Nikola Lezaic, los adolescentes del mundo están unidos. Hijos de la era digital, su ser en el mundo no puede ser menos que global. Las nuevas tecnologías los moldean; su cotidianidad e identidad, más allá de las coordenadas simbólicas de una cultura y una lengua, se experimentan y expresan bajo un mismo sistema de comunicación. Lo que pasa en un pueblo perdido de Europa del Este no es diferente de lo que le sucede a un joven de Cruz del Eje, y en pocos segundos, si quieren, lo pueden socializar, publicar, mostrar.
Tras finalizar la escuela secundaria, Toda, hijo de un minero, y Stefan, hijo de un empresario, junto con la bellísima Dunja y otros jóvenes, esperan por un futuro que resulta inestable e incierto. Viven en un pueblo de Serbia, pero podría ser cualquier pueblo del mundo globalizado. Algunos de ellos irán a la universidad, otros no tendrán otra opción que buscar trabajo.
Durante ese último verano sin demasiadas responsabilidades se deslizan con sus skates entre los escombros de una fábrica abandonada o inventan juegos extremos, a veces masoquistas, que suelen filmar para subir a YouTube. No es casual que elijan saltar desde puentes, viajar en el techo de un auto y marcar sus propios cuerpos. La experiencia física y extrema constituye una evidencia de que existen, lo que explica la socialización de los impactos y las proezas en la web: no se trata de exhibicionismo narcisista sino más bien de un impulso por forjar una identidad en un mundo en el que el mercado laboral absorbe el deseo.
Lezaic, cuyos personajes pueden rapear a imagen y semejanza de MTV, elige un procedimiento formal a contramano de esa lógica audiovisual dominante. Los planos secuencia son constantes y alcanzan su perfección en dos pasajes centrales (una manifestación callejera en contra de algunas privatizaciones seguida de una moderada revuelta por parte de los skaters en un supermercado) donde Lezaic, en un control absoluto del espacio (cinematográfico), explicita el contexto político que define imperceptiblemente la subjetividad de sus criaturas a la deriva. El amor que profesa por todos sus personajes es ostensible, lo que no le impide sugerir ciertas tensiones de clase en el seno de las amistades: Stefan y Dunja se filman con i-phones; Toda, con un celular miserable.
Tilva Ros es una película notable. Si en Marte hubiera antropólogos sería ideal enviarles vía dropbox una copia en DVD. En menos de una hora y media sabrían qué significa ser joven a principios del siglo XXI en nuestro planeta.
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Flores del mal, de David Dusa, quizás sea uno de los pocos ejemplos exitosos donde la imagen cinematográfica se conjuga y dialoga perfectamente con otros sistemas de producción y distribución de imágenes, como sucede Tilva Ros. Aquí, el cine, el Ipod, YouTube y otros sistemas audiovisuales se combinan coherentemente en el relato.
Flores del mal, cuyo título remite lógicamente al gran libro de Baudelaire, es una película literalmente viva sobre el amor adolescente entre una joven iraní recién llegada de su país y un joven parisino cuya mayor virtud consiste en bailar breakdance en las calles, de lo que se predica una agilidad física extraordinaria. Su modo de transitar lo real es una prolongación de su baile: se mueve por el espacio como si su cuerpo no tuviera gravedad y el aire fuera una pista en la que patina con su esqueleto. Se conocieron por Facebook, y a partir de allí no dejarán de estar juntos.
Lo que la ópera prima de Dusa permite visualizar es cómo la subjetividad juvenil está inscripta en un orden audiovisual. Aquí, la digitalización de los actos cotidianos, más que enajenar y privatizar la identidad y reducirse a un infinito narcisismo juvenil (que en Facebook alcanza su apoteosis), constituye una forma de vida. Los jóvenes se conocen por la web, pero no todo se reduce a la seducción y la curiosidad por otros jóvenes. En una escena romántica, los chicos bailan en su casa y él sostiene su teléfono mientras ese juguete técnico reproduce la música que bailan. Es una forma de vida donde las tecnologías electrónicas de mano son una extensión de la identidad.
Pero no todo es hedonismo en esta forma de vida. La joven usa su Iphone para seguir minuto a minuto todos los acontecimientos políticos de su país. Así, Flores del mal permite intuir un sistema electrónico de información clandestino. Al instante, los videos sobre la represión callejera en Teherán están disponibles en la web.
Lo genial del filme es que esta forma de vida no está en contraposición con un estilo ya pretérito pero no superado, nacido con la imprenta, cuyas criaturas dependían del libro como práctica esencial para dotar simbólicamente el contenido de sus vidas: la iraní le hará saber que Omar Kahayan es para su gente lo que para los franceses es Baudelaire.
Ambas críticas fueron publicadas por el diario La voz del interior en el mes de julio 2012
Roger Koza / Copyleft 2012
Perdón por andar fastidiando de nuevo por acá, pero no puedo más que coincidir con tu comentario sobre TILVA ROS. La «manifestación callejera en contra de algunas privatizaciones seguida de una moderada revuelta por parte de los skaters en un supermercado» es una de las mejores secuencias del año.
Querido Fer: verte por acá es un placer siempre; esa secuencia es maravillosa.
No hay un sólo plano en Jackass que lleve a éste, y digo esto debido a que no falta quienes desean hacer equivalente este film sensible con el famoso film del escándalo (en este blog), el que no me molesta pero pertenece a otro mundo.