UNA ESPECIE EN EXTINCIÓN
Por Roger Koza
El concepto biológico de extinción puede aplicarse también al orden simbólico, al universo de las prácticas humanas y sus invenciones. Extinción, desaparición, inexistencia, modalidades de no estar en el mundo que implican haber estado en el mundo. En el cine, para hablar de lo que no está decimos “fuera de campo”: algo que no está en el campo de visión pero que, por su ausencia, define lo que vemos. El cine analógico es el fuera de campo del cine digital.
Hay especies inmateriales como la música y la poesía que podrían dejar de existir, hay prácticas sociales que pueden desaparecer para siempre, las virtudes colectivas pueden extinguirse.
La imagen cinematográfica, aparentemente, ha entrado en su fase crepuscular. La huella en una película fílmica del haz de luz sobre algunos objetos y sujetos dejará de existir. Un nuevo lenguaje de ceros y unos reemplaza la tenue relación que existía entre el referente y lo representado. Lo digital viene a sustituir a la película, y la imagen en sí cambia de naturaleza. El referente fantasmal desaparece y deviene en una recomposición que luce igual pero que ya no tiene contacto con aquello que estaba frente a la cámara.
Las razones aludidas son económicas. Lo digital, se nos dice, es más barato, no ocupa lugar y democratiza todos los órdenes de intercambio de imágenes. Ahí está Internet para verificarlo. Millones y millones de imágenes están disponibles. Todas las películas del mundo están en el mundo.
Ver hoy un filme en 35mm se ha convertido en algo parecido al avistaje de ballenas blancas. Ni siquiera en los grandes festivales de cine se proyecta en 35mm. ¿Qué hemos perdido? ¿Qué es lo que muere? El cine ya no es ni filme ni película, pues su materialidad es otra. ¿Le importa a alguien? Más de la mitad de la audiencia de cualquier cine ya no reconoce si lo que ve está en 35mm o si la imagen reproducida es enteramente digital. El cine en 35mm (o en 16mm, 8mm o 70mm) tiene una textura visual y una resonancia sonora de otra naturaleza. ¿Quién puede percibirlo todavía? El carácter analógico de un fotograma implica un tipo de brillo, una sensación de espacio (la profundidad de campo es todavía una zona de exploración problemática para los directores que empiezan a filmar en digital), incluso la figura humana tiene una materialidad diferente. En este sentido, no es algo muy distinto a la relación entre el libro y el ebook: la materialidad del papel no es ni mejor ni peor, pero implica una diferencia de naturaleza y de experiencia. Cognitivamente parece ser lo mismo, pero no en términos sensitivos.
Por ahora, muchos directores siguen filmando en 35mm, aunque sus películas se proyecten en digital. Pero no falta mucho para que todos tengan que filmar directamente en digital. Grandes directores como Jia Zhang-ke y Pedro Costa han demostrado que es posible trabajar en este formato sin traicionar la tradición que empezó con Lumière, Griffith, Chaplin y Ford. El gran Jean-Luc Godard está terminando su última película, en digital y en 3D: Adiós al lenguaje. ¿Una ironía? ¿De qué lenguaje se despide? En Tres desastres, su corto en 3D exhibido en Cannes 2013, advertía: “El digital se convertirá en una dictadura”. Tal vez por eso Béla Tarr haya dejado de filmar y Tsai Ming-liang, que ha hecho su primera y magnífica película en digital (Stray Dogs), haya anunciado su prematuro retiro.
Este artículo fue publicado por La voz del interior durante el mes de octubre 2013
Roger Koza / Copyleft 2013
el sonido en la proyecciónen 35mm hace muuuuchos años que es digital, el que más se usa es el dolby digital (5.1-7.1),unos y ceros metidos entre las perforaciones que como hay poco espacio para meter la información de los 6 canales se comprime en una cosa llamada ac3 que es como un MP3 con toda la pérdida que ello implica, en las proyecciónes en DCP el sonido se proyecta sin comprimir y a 24bits así que la resonancia sonora de otra naturaleza que estás hablando no tengo claro a qué responde.
saludos
jp
JP: no me he dedicado a decir mucho sobre el sonido en este artículo, y veo que usted posee un conocimiento técnico ostensible. Le felicito. Por otro lado, el artículo está más apoyado en la dimensión óptica del cine, y allí sí hay una diferencia ostensible.
Soy consciente que hace muuuuuuucho tiempo el sonido no sólo es dolby digital en su proyección sino que en su registro también. Es un hecho. Aún así si la proyección es en 35mm la relación que se establece entre la imagen y el sonido es distinta a la que se establece en un todo digital. Si la película se traba o algo sucede con el proyector el sonido patina, por ejemplo.
De la digitalización del sonido, justamente, lo que habría que pensar es cómo se ha impuesto un división sonora de los objetos y una distribución del sonido fragmentaria. Eso no es ni bueno, ni malo, pero sí implica un cambio en la recepción y en una poética del diseño de sonido. El procedimiento cognitivo que se pone en marcha frente al sonido es otro que tres décadas atrás, cuando no hace muuuuuuuucho tiempo, el sonido sonaba distinto. Le escuché decir a Pedro Costa que el prefería trabajar el sonido como un todo y por eso optaba por un sonido monoaural. Esto con lleva a pensar otros temas que exceden al artículo. No tengo nada más que decirle.
Saludos.
RK
Sin duda que la separación en canales tiene un impacto estetico muy grande, mucho más grande que la digitalizaión deo sonido, que sería interesante que se analizara, evidentemente que existan mil canales no quiere decir que tenga que usarlos todos (por más que los gringos traten de vendernos esto todo el tiempo).
Simplemente me molesta cuando meten todo adentro de una misma bolsa de lo «malo digital» cuando el sonido hace muchos años que es digital y nadie se quejó ni nada por el estilo.
No tengo nada mas que decirle
saludos
jp
Estimado JP: si se lee con atención la nota no está en contra de lo digital; simplemente intento pensar ciertas distinciones entre dos tiempos de la imagen y su naturaleza. Los cielos de Mann, la nitidez de Jia, la textura enrarecida de Costa, por citar ejemplos digitales, me parecen fascinantes. Un saludo cordial. RK
Roger querido, como cada letra tuya escrita, esta nota no posee menos melancolía por ese campo que aparece al otro lado de la sensación, y es más real que un hecho, acuerdo. Me puse a pensar que el campo y el contracampo son conceptos preciosos en el cine, y quizá en la vida. Sin duda el digital está en el contracampo del analógico, así como el cine está en el contracampo de la ceguera. El hombre aparece en el contracampo de la globalización y la amistad en el contracampo del apuro y la ambición. Sin embargo esos campos encontrados no se excluyen, siento, de algún modo se configuran entre sí, como trágico y feo dibujo Eschereano, se aluden. En un reclamo catatónico la inconsciencia refiere a la tiranía del Yo y sus garantías de orden. En este estricto sentido, la extinción, de existir, espero, sea total, llevándose consigo aquellos primeros fotogramas intraducibles del cine de mi pueblo, o mejor, sea mutación estocástica, aberrante y preciosa, de millares de formatos comprimidos y descomprimidos, como el pulso de este corazón que late.
Querido Facu: entre un gato que no para de llorar y una cantidad de cosas que tengo que resolver, veo tu nota y me da un poco más de ánimo. Sí, comprendo la yuxtaposición de dos momentos en la vida de la imagen en movimiento. Y si bien siento que algo precioso y único se pierde con e 35mm, no por eso veo al diablo en lo digital. Pero no son lo mismo.
Sí, el cine es el fuera de campo de la ceguera. Casi siempre es así.
Abrazo.
El Cine, sí. Mi ánimo también ha mejorado.
Saludos desde el rumor de los cedros!
El viento es mi favorito de todos los fenómenos naturales. Sopla en fuera de campo. Y su definición científica es absolutamente genial: «compensación de las diferencias de presión atmosférica entre dos puntos». Esa exactitud abstracta del lenguaje científico me encanta. Saludos.
Sonrío, gracias a la inequidad atmosférica, y a su casi Haiku definitorio, que sin dudas pertenece a una epistemología cariñosa.
como siempre cuanto mas atras, mas duradero
interesante leerte Roger, como siempre. Un poco de nostalgia, cuando se piensa en pérdidas. Creo que el cine, en el formato y el soporte que sea, no va a dejar de cautivarnos. Vendrá quizá una ola retro, en algún momento y se volverá a filmar de manera analógica y serán obras de arte, por qué no pensar en éso? Cariñoso saludo
Karuna