YATASTO: LA CÁMARA LÚCIDA
ALGUNAS VOCES DE YATASTO
Por Roger Koza
Cuando se empieza a rodar una película poco se sabe de su destino. Lo previsible es alcanzar un estreno, pues un filme existe si es visto por otros. Ni Hermes Paralluelo, ni el equipo de producción de El Calefón Cine, ni el equipo técnico, durante los tres años de trabajo, habrían de imaginar en qué se transformaría esa pequeña película llamada Yatasto.
Esta extraordinaria ópera prima, capaz de retratar una experiencia de vida que secretamente revela la contracara lógica de la abundancia y la opulencia de una economía, se estrena ahora en Córdoba. ¿Cuál es su secreto? ¿Por qué estamos ante la película más importante que se ha hecho en Córdoba?
La ética del cineasta se reconoce plano tras plano y nació de una inquietud legítima al observar un carro que ejercitaba el cirujeo e imaginar entonces una cámara jinete capaz de mostrar esa experiencia. Dice Paralluelo: “Concebir esa imagen fue el pistoletazo de salida para ir al encuentro de la película. Se puede decir que el acercamiento que tuve al mundo de los carreros partió totalmente de lo cinematográfico. Al principio sólo tenía esa imagen en la cabeza y la pregunta de si sería posible filmar una película entera arriba de un carro. Una película que exprese el sentimiento de ese punto de vista”.
El influyente crítico de Variety, Robert Koehler, escribía cuando Yatasto se estrenó mundialmente en la competencia internacional del BAFICI en abril de este año: “Éstas no son meras piezas elegantes del cine documental, sino una mirada de aquello que pocas veces el séptimo arte logra captar: la vida real de los pobres”. Yatasto, la película cordobesa que participó en más festivales internacionales, está en las antípodas de filmes en los que se explota la pobreza, y es por eso que viene ganando reconocimiento y diversos premios en los prestigiosos festivales de FIDMarseille, Viennale, Nueva Caledonia, entre otros. Al escuchar a Paralluelo se despejan las dudas y se entiende por qué: “Ha sido un honor para mí viajar por el mundo con un pedacito de Córdoba a mi lado”. Y agrega: “Cuando viajo con la película tengo la sensación de no ir sólo porque estoy convencido de que Yatasto esta conformada con el alma de los chicos, de Ricardo, de Bebo, de Pata, de Dámaris, de Chinina, de Chupa. Creo que el que ve atentamente la película puede conocer sentimientos muy íntimos de los personajes”.
Los espectadores de Yatasto descubrirán un mundo que solemos ver a medias y de reojo. La clave del filme es poder ver un estilo de vida con otros ojos y poder también escucharlo. Paralluelo no trabajó solo. Su director de fotografía, Ezequiel Salinas, sostiene: “La luz estuvo muy supeditada a nuestra manera de explorar el espacio donde habitan los personajes, y por ende fuimos aprendiendo sobre el comportamiento de la luz natural en distintas casas y calles a cada momento”; su sonidista, Federico Disandro, añade un dato clave: “La intensidad con que los sonidos entran y salen de los planos, así como los colores y los timbres de algunos sonidos como los vidrios o las latas intervienen dramáticamente en la imagen”.
Pocas veces se pueden ver filmes como Yatasto. La luz, el sonido, la puesta en escena dignifican a sus personajes pero no nos tranquilizan. La cámara lúcida de Paralluelo y la asistencia de sus compadres iluminan una experiencia que jamás debería naturalizarse. Yatasto es una película imprescindible.
Este texto se publicó en el diario La voz del interior durante el mes de noviembre 2011
Roger Koza / Copyleft 2011
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